SALUD, SALUD


Como periodista, hace años fui invitado a escribir en una revista norteamericana dirigida por latinos, para lo cual viajé hasta allí. Mi tarea era reseñar con optimismo la actividad de los artistas del gran mercado, principalmente de aquellos latinos exitosos y aplaudidos por el público. La verdad es que pronto me encontré delante de un enorme esfuerzo por ponderar cualidades que no veía por ninguna parte. Y pedí que me dejaran escribir sobre temas más útiles. Al final de cuentas, como antropólogo, podía opinar sobre salud. Este artículo del año 2000 publicado en aquella revista, que me comprometo a buscar, fue el primero sobre un tema que sigue siendo medular para mi. Es más, si se me permite volver a vivir, en alguna ruleta de resurrección, volvería a ser antropólogo, pero ya no tan dedicado al teatro, sino a la nutrición, al cuerpo.



SALUD, SALUD
Aprenda a alimentarse
Por Alberto Mego

     Posiblemente el hombre ha descubierto e inventado los sistemas más extraños, los mecanismos más curiosos para medir el tiempo, el tamaño y las dimensiones generales de todas las cosas. Gracias a ello tenemos la joya de modernidad que acaso amamos en nuestro televisor, en nuestro microondas, en nuestra refrigeradora (especialmente si dentro se puede encontrar un buen vino y algo de queso), y es pues innegable que el hombre ha desarrollado su poderoso ingenio, para bien y para mal, en toda clase de artefactos. Pero su atraso en el  conocimiento de su cuerpo es sorprendente.

     ¿Ha pensando usted que la máquina más extraña que se pueda conocer realmente acaso sea su propio cuerpo?

     Con frecuencia me pregunto quién y en qué momento da la orden de reparar los tejidos dañados de la piel, después de sufrir algún daño, algún rasgón. Cuando esto sucede, lo primero que vemos brotar, en medio de nuestra angustia y desazón, es la sangre, rojísima, con su pequeño boquete abierto y convertido ahora en el centro de atención del sistema orgánico. En ese mismo momento, ¿de dónde sale la orden para que millones de millones de células, de diferentes especialidades, acudan a iniciar el combate, si es preciso, o a reparar la avería, a resanar y restablecer el equilibrio del sistema orgánico?

      !Zas! un corte y toda la tecnología de nuestro tiempo es poca cosa al lado de la extraordinaria movilización de circuitos integrados, microchips, conductores de alta resistencia que contienen nuestro organismo cuando entra en estado de emergencia. Y debo decirle que para reconocer ese sistema, usted no necesita cortarse el cuello para maravillarse de si mismo. Porque el cuerpo es el escenario más extraordinario de cuanto sistema eléctrico y electrónico podamos imaginar.

     Como es sabido, los conocimientos actuales en tecnología química, nos permiten conocer detalles ultra infinitos de nuestra composición genética, por ejemplo, y los avances en campos diversos de esta área prometen al mundo un futuro alucinante, como en otros campos del quehacer humano. La tecnología, ahora auspiciada por la computadora, como herramienta del futuro es un hecho inobjetable que está cambiando la configuración de la realidad, e incluso el diseño de nuestros sueños.

     Y sin embargo, el cuerpo seguirá siendo la computadora más extraordinaria, todavía desconocida y más remota de nuestra existencia. Por eso, es preciso que lo conservemos en buen estado si queremos tener una vida saludable y extensa. Es absolutamente necesario alimentarlo debidamente, de manera que nunca carezca de la fuente energética que permita la buena salud.

     Antiguamente se tenía una idea más rigurosa de la alimentación. Casi todas las dietas tradicionales de las culturas milenarias presentan un mismo equilibrio proteico y carbónico en todas sus comidas. Pero además le agregaban el componente tácito de una vida al aire libre y acaso de una disposición cotidiana a la actividad física. En nuestro tiempo, al hablar de alimentación no podemos evitar pensar solamente en la comida de ingesta oral.

     Sí, en esa comida cargada de grasa y carbohidratos que se ofrecen en tantos negocios de comida que aparecen en todos los ángulos de nuestra vida diaria. !Qué alimentación! Cuánto gordito y gordita están rompiendo los principios de la ergonomía y comienza a diseñarse a partir de una nueva medida antropométrica del hombre, los big mens, dixit 1.60 centimentros de cintura por 1.80 de altura. Sillas, volantes, mesas, armarios, y hace rato prendas de vestuario tamaño extra, se venden cada día mas en USA.

     !Dios! cómo se come grasa, cómo se come harina. Los gordos pasean impunemente su gordura por las calles, son felices cargando su enorme humanidad para arriba y para abajo, llevándola de un lado a otro, acomodándola en los intersticios de la vida. !Pero el esqueleto está diseñado para levantar una cantidad determinada de peso! Ni más ni menos, lo demás es un exceso que en mayor o menor medida sufrirá primero la columna vertebral, y después el sistema oseo y en general todo el organismo.

     El desafío empieza en aprender a alimentarse, en aprender a discernir los alimentos, sin llegar al fanatismo de privarse de comer con apetito, porque ésta es la primera señal de una buena alimentación. En el superespecializado laboratorio de nuestro estómago, no todo lo que llega es bienvenido, y en muchos casos es más nocivo que alimentario.

     Y por supuesto, la mejor comida que ingiramos por la boca no sera más importante que nuestro alimento químico. No estamos hablando de ninguna droga. Pero es cierto que podemos pasarnos largas horas y hasta días sin alimentarnos de sólidos y hasta de líquidos. Los monjes tibetanos hacen ayunos de hasta 40 días. Posiblemente después no recuerden ni sus nombres, pero están vivos para reconstruirse tantas veces como seguramente lo desean. Y sin embargo, no podemos pasar más de 8 minutos, según últimos records, sin respirar. Sin duda, el alimento mas importante de nuestro cuerpo es el aire que respiramos.

     Quiérase un poco más, aprenda a alimentarse mejor. Volveremos.


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