carta pública


Paris, 22 de noviembre de 2018


En los últimos días, algunos medios de prensa peruana informaron tendenciosamente acerca de mi salida de Perú, presentándome como un “fugado”. Efectivamente, desde hace poco tiempo me encuentro en Francia accediendo a una invitación institucional para dictar un taller acerca de la historia del teatro peruano en el siglo pasado. Es verdad también que estoy procesado por haber sido jefe de redacción del periódico de MOVADEF (Movimiento por Amnistía y Derechos Fundamentales) del que estoy desligado desde el año 2012. Este juicio terminará en los próximos días. Sin embargo, tengo compromisos de trabajo que atender ahora en este país. Debo lamentar no estar presente durante el veredicto que espero sea favorable a los acusados, porque la libertad de opinión y de expresión no pueden ponerse en discusión, a menos que se trate de una sociedad totalitaria. Siempre que el poder judicial no tome represalias en mi contra, tengo la intención de volver al Perú después de cumplir con estos compromisos. Quiero precisar que aquellos que traspiramos, no de ahora sino desde hace mucho tiempo, la nacionalidad peruana, vivir fuera de la patria ya es suficiente castigo. Para nadie es satisfactorio el exilio.