ADIÓS, COMPAÑEROS


Escribí esta breve obra cuando era estudiante en San Marcos. Los profesores eran muy exigentes con los “trabajos” que presentábamos para ser evaluados. Aún la “máquina de escribir” (qué bello nombre tenía esa máquina) no era reemplazada por la computadora, pero evidentemente la crítica que se desliza aquí es a la poca empatía que la pequeña burguesía puede tener con los grandes temas de la antropología, o sencillamente con el obrar de los seres humanos. Soy, por lo demás, poco académico (sigo creyendo que en buena parte allí se aplasta y compacta el conocimiento), por eso en esos años de intensa discusión, les dije adiós a mis compañeros de entonces, para abrazar a los nuevos.

ADIOS, COMPAÑEROS

Personajes: Juana, Miguel, Jorge, Ricardo.

EN LA NOCHE. INTERIOR DE UNA AULA UNIVERSITARIA. LA CLASE DE ANTROPOLOGÍA HA TERMINADO. EN ESCENA, JUANA, MIGUEL Y RICARDO, JÓVENES UNIVERSITARIOS. RECOGEN SUS LIBROS PARA SALIR.
MIGUEL
Tienes que apurarte, Ricardo, todavía está afuera…
RICARDO
(GUARDANDO ALGUNOS PAPELES) Sí, sí, tengo que hablarle…
ENTRA JORGE. TROPIEZA CON RICARDO EN LA PUERTA.
JORGE
(IRÓNICO, A RICARDO) ¡Ya sabes! ¡A máquina y sin errores!...
RICARDO
Ya regreso (SALE)
JORGE
¿Está molesto?
JUANA
No. No creo. Está preocupado. No tiene máquina.
MIGUEL
¿Qué raro, no?
JORGE
¿Qué?
MIGUEL
Que no tenga máquina.
JUANA
Yo también creí que todos teníamos máquina.
JORGE
Es un muchacho pobre…
MIGUEL
Sí, pero… ¿Cuánto cuesta una máquina?
JUANA
No sé…
JORGE
Debe estar por los veinte, treinta…
MIGUEL
Bueno, a veces se pasa de la raya el profesor. Es que es tan exigente. Yo también creo que un estudiante de antropología debe presentar correctamente sus trabajos…
JUANA
Y rico en contenidos. Investigando también lo que se dice de nosotros. El Perú es rico en materiales. El profesor quiere que nos conozcamos a nosotros mismos. Eso me parece un aporte.
JORGE
¡Bah!
JUANA
(A JORGE) Ya sé que no estás de acuerdo, compañero. Para ti, las leyes generales son más importantes que nuestra particularidad. A ti no te interesa el Perú.
JORGE
El Perú es una parte del mundo. No sé por qué tienes que pensar eso.
JUANA
Tu actitud es muy elocuente. Solo participas cuando hablan de capitalismo europeo. Cuando no, te vas a mitad de clase.
JORGE
Eso no tiene que ver nada. A mí me interesa la Antropología, que es el estudio del Hombre, con mayúsculas. El profesor cree que hablando de cultura peruana va a ganar prosélitos para su partido. Conmigo, se equivoca.
MIGUEL
Cómo vas a confundir las cosas, compañero. Tu material debe ser peruano, después universal…
JUANA
Como dice el profesor.
JORGE
(LA MIRA) Sí, Juana… Pero me gustaría saber a dónde quiere llegar con eso. Estoy seguro que al final va a afirmar que el Perú es un país semicolonial. ¡Sería el colmo!
JUANA
¿Semifeudal? No lo creo.
JORGE
¡Semicolonial! Está demostrado que esa hipótesis no va.
MIGUEL
¿Y qué más da que vaya o no vaya?
JUANA
Es un análisis apresurado el tuyo, compañero… Además, por el orden y la temática de sus clases, creo que sostendrá que el Perú es capitalista dependiente… Y yo estoy de acuerdo.
JORGE
Entonces, ¿ya te conquistó para su partido?
MIGUEL
Pero qué importa eso. ¿Por qué llegamos siempre a lo mismo? Que el Perú es esto, que el Perú es lo otro. Estamos hablando del profesor.
JORGE
Compañero: caracterizar la sociedad peruana supone una estrategia y una táctica específica. Una táctica y una estrategia suponen una concepción del partido revolucionario.
JUANA
Tiene razón el compañero, Miguel.
MIGUEL
Sí, sí, tiene razón, qué quieren que haga.
JORGE
Que estudies. El pensamiento de los antropólogos clásicos te ayudará a comprender mejor estas cosas. Lo mismo me pasaba a mí. ¡Todo me daba igual!
MIGUEL
¡Los antropólogos clásicos nunca vivieron en el Perú!
JUANA
Hay fenómenos que se repiten en todas las sociedades. No se puede negar las leyes generales hasta ese punto, Miguel.
JORGE
(A MIGUEL) Todo lo que te pido es mayor rigor con el profesor. Tienes que ser crítico con él. (A  JUANA) Lo mismo tú. No hipotequen sus criterios entregándose con los ojos vendados a él.
MIGUEL
Bueno… Es cierto que no leo lo suficiente. No estoy acostumbrado. Además, no tengo mucho tiempo. Con las justas, puedo con los trabajos.
JUANA
Ese es un pretexto, compañero. Leer se puede hasta en el ómnibus…

JORGE
Comienza por los libros más elementales para que te adiestres en la terminología.
JUANA
“El Manifiesto Comunista” es un libro muy didáctico.
JORGE
Podría ser ese. O las tesis de Mao.
MIGUEL
¿Me creen un ignorante? ¡Cómo no voy a haber leído eso!
JORGE
¿Entonces?
MIGUEL
Hay textos más complejos que he intentado leer y no he comprendido muy bien. Y no he vuelto a tocarlos. Me gustaría saber más sobre leninismo y estalinismo, los modos de producción asiáticos, la Comuna de París. Pero también quiero saber más sobre el Perú. Por eso me gusta este profesor, aprendo con él.
JORGE
Todo está interrelacionado, Miguel. El conocimiento y el individuo, el individuo y la sociedad. No llegarás a nada con esa mentalidad.
MIGUEL
Es mi problema, Jorge. Déjame solucionarlo a mi manera.
JORGE
¡También es mío! ¡De todo el estudiantado!
MIGUEL
¡Yo sabré cómo arreglarlo!
JORGE
¡Históricamente, nadie arregló nada solo!
MIGUEL
Entonces, seré el primero.
RICARDO APARECE EN LA PUERTA.
JUANA
Compañeros, allí está Ricardo…
PAUSA.
MIGUEL
(A RICARDO) Y, ¿qué te dijo?
RICARDO
(ENSIMISMADO)… No entiendo nada.
JUANA
Pero habla, compañero, qué te dijo el profesor.
MIGUEL
¿Vas a presentar a mano los trabajos?
JORGE
Con tal de ganarse otro carnero, el profesor puede aceptar que los presentes a pie. ¡Ja!
LENTAMENTE, RICARDO GIRA HACIA JORGE.
RICARDO
¿Otro carnero?
JUANA
No le hagas caso. ¿Está de acuerdo el profesor?
RICARDO
No sé si en broma o en serio, me dijo que recortara las letritas de los periódicos y así solucionara el problema…
MIGUEL
¡Qué! ¿Recortar letras de los periódicos? ¡Está loco!
RICARDO
Así dijo…
JUANA
¿Estás seguro, compañero?
JORGE
No se puede negar que es exigente.
MIGUEL
Tienes que conseguirte una máquina, como sea.
JUANA
Quiere trabajos bien presentados, no hay caso.
RICARDO
Sí, sí… (PENSATIVO) Y a mí me gustan sus clases…
MIGUEL
Sí, a mi también.
JUANA
Sólo al compañero Jorge no le gustan.

RICARDO
… Lo alcancé en el corredor, le dije que quería hablarle. (TODOS LO MIRAN EN SILENCIO) “Profesor, yo no tengo máquina de escribir. Sus clases son muy interesantes, todos estábamos esperándolo. Pero déjeme presentarle los trabajos a mano”.
JUANA
¿Qué te contestó?
RICARDO
“Recorte las letras de los periódicos y péguelas a las hojas. Ya estoy muy viejo para leer jeroglíficos”.
BREVE PAUSA.
JORGE
Eso demuestra que no le interesa hacer labor partidaria.
MIGUEL Y JUANA LO MIRAN.
JUANA
(A RICARDO) Compañero, yo te prestaría mi máquina, pero… la uso todo el tiempo y…
MIGUEL
Lo mismo yo. Peor. Es de mi padre y nadie debe moverla de su escritorio.
BREVE PAUSA.
RICARDO
(LENTAMENTE, A JORGE) ¿Y tú?
JORGE
Tú sabes que hago trabajo político. El centro federado y las movilizaciones estudiantiles me tienen siempre ocupada la máquina. Si por allí cualquier rato la desocupo, te avisaré ¿no?
RICARDO AVANZA DÁNDOLES LA ESPALDA.
RICARDO
(LAXO) El centro federado… Las movilizaciones estudiantiles… El pueblo… El Perú… El socialismo… Pero no tengo una máquina.
JORGE
Un momento. Ni el centro federado ni el socialismo tiene la culpa de que a ti te haga falta una máquina. Justamente, para que todos tengan una máquina…
RICARDO
¡No digas disparates!
JUANA, MOLESTA POR LA TENSIÓN, SE ALISTA A SALIR.
JUANA
Bueno, Rudy debe estar esperándome. Tengo que irme.
RICARDO LE CIERRA EL PASO, VIOLENTAMENTE.
RICARDO
¡No! ¡No te vas todavía, Juana! ¿Juana, no?
JUANA
¿Juana? ¡Claro! ¿Qué te pasa, compañero?
RICARDO
¡No me llames compañero!
MIGUEL
Ricardo, qué te pasa…
RICARDO
(A JUANA) Perdona… Sólo quería preguntarte… ¿De verdad, quieres ser antropóloga?
JUANA
¿Qué? Eso queremos todos ¿no? Eso quiero yo también.
RICARDO
Sí, sí, pero de verdad ¿te interesan los peruanos?
JORGE
Ricardo, por favor, vamos a terminar la carrera y tú te pones de orientador profesional.
JUANA
¿Por qué me preguntas eso? Si no me interesara la antropología, no estaría aquí simplemente…
RICARDO
Entonces, ¿te acostarías con un campesino?
JUANA
¿Qué?
RICARDO
¿Le besarías el sexo como seguramente se lo besas a Rudy que te está esperando angustiado allá abajo?
JUANA
¡Ricardo!
JORGE
Ricardo, no seas grosero.
RICARDO
Grosero, ¿no?... Y tú, “compañero”, ¿tomarías sin asco la chicha que en la selva los campa preparan a base de mocos y escupitajos para brindar por la amistad?
MIGUEL
Ya está bien, compañero. Es cierto que algunas cosas deben cambiar, pero…
RICARDO
¡No pueden seguir aquí sentados! Todos los días, hablando y hablando, allí los profesores y aquí los alumnos…
TODOS SE MIRAN ACORDANDO CONDESCENDENCIA PARA RICARDO.
JORGE
Es natural, Ricardo, somos estudiantes.
RICARDO
Natural: allí los profesores, aquí los alumnos. A veces discutimos. Unos están de acuerdo, otros no. Levantan la mano y dicen no. Los demás sonríen y piensan sí. Y todos somos antropólogos. Objeto de estudio: el hombre… El que no es aquello que estudia, no va a ninguna parte, “¡compañero!”
JORGE
Nadie discute eso, compañero…
RICARDO
¡Compañero!... Apenas sabemos nuestros nombres, a pesar que tan cerca están nuestras carpetas, el aire, la luz. (A JORGE) ¿Por qué quieres engañarte? ¡Compañero! ¡Compañero, una asamblea! ¡Compañero, una marcha! ¡Compañero, la revolución!... Y todos metidos en nuestras cajitas, con lentes ahumados y con guantes, avanzamos, avanzamos hasta el teléfono para hablar del cambio y la unidad, de la práctica y el triunfo, mientras en la vereda  de enfrente la vida está ocurriendo con todos sus colores. Y por una maldita máquina, yo no voy a perderme el espectáculo.
MIGUEL
Debemos irnos, Ricardo.
JUANA
¿Por qué no lo planteas a la asamblea? Es muy importante lo que has dicho.
JORGE
Sí, tenemos que discutir eso.
MIGUEL
A mí también me parece importante.
RICARDO
(IRÓNICO) ¿Digno de una asamblea?... Me siento muy honrado. Gracias… ¡Dios mío, que lo plantee a la asamblea!... ¡Pido la palabra! ¿Cómo puedo hacer para entender estas paredes, estas ventanas, estas carpetas que están allí y no corren ahora que la asamblea me está salvando del vacío, me está diciendo que me quede aquí nomás, quieto para siempre, que ya va a venir una guerrilla y al año siguiente estaremos en el socialismo y todos los días serán feriados porque la asamblea lo decidirá así por mayoría y ¡la mayoría siempre tiene la razón porque nunca se equivoca!...
LOS DEMAS ESTÁN TOMANDO LA PUERTA PARA SALIR.
RICARDO
No se vayan… El que se va, soy yo.
RICARDO SALE RÁPIDAMENTE. INTRANQUILOS, JUANA, MIGUEL Y JORGE SE MIRAN.

Lima, 1978.
Publicado en el libro “La Obra Debe Continuar”. Teatro Breve de Alberto Mego. Noveno Tomo de la colección Teatro Peruano. Ediciones Homero, Teatro de Grillos. 1984.



SALUD... SALUD (3) SU VERDADERO CAPITAL

SALUD... SALUD

SU VERDADERO CAPITAL

Por Alberto Mego


     No hay ninguna duda que en estos tiempos estamos mucho mas informados de los mecanismos que determinan el buen funcionamiento de nuestro organismo.!Bienvenida era de la computadora! !Bienvenida ola de la informática! !Bienvenido nuevo mundo de la tecnología!... Justamente estos avances han terminado por demostrar que nuestro organismo es una compleja red de sistemas cuyo buen funcionamiento requiere básicamente de dos componentes fundamentales: carbono y oxígeno. Esa es la clave química del cuerpo humano.

     Pero digámoslo de una manera más llana y asequible: nuestro cuerpo necesita principalmente de alimentos balanceados y de una buena respiración. Sin estos dos aspectos nuestro equilibrio biológico está en riezgo. El más visible problema es notable en cuanto carecemos de aire, pues nuestro cuerpo sólo es capaz de almacenar carbono. Mire nomas, cómo las grasas se acumulan alrededor de nuestra cintura, ya sabe usted, en un caso de emergencia, de donde obtendría grasas el organismo para subsistir.

     En cambio, la cantidad de oxígeno que podemos acumular es apenas aquella contenida en el interior de nuestros “fuelles” naturales, es decir, en nuestros pulmones y aquella que en un momento dado está siendo conducida por la sangre a los rincones más recónditos del cuerpo. Y como hemos señalado, ese oxígeno “entra” al torrente sanguíneo, luego “sale” convertido en dióxido de carbono, es decir, en carbono oxidado. Ese es el ciclo de la vida que repetimos incesantemente.

     Y si no podemos almacenar oxígeno, ¿qué hacer? En primer lugar, permítanos señalar que una persona que se alimenta abundantemente, sin considerar la necesaria ingesta de oxígeno, está alimentándose mal. Está saturando de un trabajo excesivo a su cuerpo. Tenga en cuenta que la transformación de los alimentos es un trabajo. Y es un trabajo que necesita una determinada cantidad de oxígeno, se dice que más del 50% de todo lo que respiramos. Definitivamente, después de un opíparo almuerzo, los glóbulos rojos tienen una emergencia en todo el sistema digestivo, no es tarea fácil la digestión de los alimentos.
    
     A este respecto, piense nomas en el filo de las cuchillas y el ruido que hace la licuadora para hacer papilla un alimento sólido. Pues bien, eso mismo hace el estómago en un tiempo más largo, pero con la misma eficacia y cero bullicio ¿o no? Claro, que después sobrevienen unas ganas de relajarse, de reposar y hasta un adormecimiento. Los españoles han instituido la siesta, y muchos especialistas afirman que es altamente recomendable. Es que lo mejor de nuestra respiración, en ese momento está destinado a la digestión. ¿Qué le parece? No es tarea fácil transformar un paquete de papas fritas, un sanwitch  de carne, una manzana. Nuestro prodigioso sistema digestivo utiliza lo que necesita, y arroja por la borda el resto. Y todo en silencio, sin que ni siquiera usted lo sepa.

     Pero quisiera subrayar que esta operación requiere también del oxígeno. Y sin una buena respiración, es poco probable que se asimilen debidamente los alimentos, o siquiera que sean digeridos y eliminados en forma constante. Los problemas gástricos en general y de estreñimiento en particular se deben a una vida rutinaria, a una escasa o nula actividad física, es decir, a una respiración deficiente.
    
     !Cuantas enfermedades podrían evitarse si usted adquiere ahora mismo una mejor respiración, algún hábito físico intenso! Pero cuidado, es frecuente ver que una vez pasados los cuarenta, muchos hombres y mujeres empiezan a preocuparse por sus cuerpos. Hágalo usted ahora, no importa la edad que tenga, pero consulte con un médico, sobretodo si nunca antes realizó actividad física alguna, que no sea subir las escaleras que a veces lo llevaron al cielo. Disfrute usted mejor de una vida saludable, proponiéndose reservar un tiempo a su cuerpo, a su más antiguo y conocido templo.

     Lo primero que me han dicho en cuanto hago esta clase de recomendación, y la vengo haciendo hace buenos veinte años, es:
     -No tengo tiempo.
     Y sin animo de salirme del tema, aunque me gustaría tanto, estoy en condiciones de decirle que lo único que usted realmente tiene es tiempo, todo lo demás es ilusión. Y depende de usted, y de nadie más, qué hace con su verdadero capital. Por efecto, de la escasa actividad física, la artritis, la arteriosclerosis, el lumbago, la gota, para no referirnos a los problemas coronarios y cerebrales, pronto se posesionan del cuerpo humano. Entonces, y solo entonces, uno se preocupa, y cuando es el médico el que recomienda esfuerzo físico, recién se compra usted su buzo, sus zapatillas, y bueno, adelante !nunca es tarde!

     Un cuerpo que no está sometido al esfuerzo disciplinado sufre mucho cuando son difíciles las funciones, por efecto justamente del desorden, de esperar que se cumplan las funciones, pero sin gratificarlo con oxígeno adicional, entonces sobrevienen los problemas, la escasa o baja producción hormonal, y esto ya es grave porque afecta a todos los sistemas orgánicos. Las hormonas son sustancias altamente especializadas que el cuerpo elabora como una magia química para fortalecer las funciones orgánicas. Sin ellas, puede usted ser fuerte, pero carecer de poesía, de flexibilidad, y pronto su cuerpo adquiere una rigidez constante, los músculos se endurecen y simplemente ya no puede bailar.


     No se quede fuera del baile. Hágalo por Ud. mismo.

Revista VIDA MAGAZZINE (USA). Año 2000

SALUD, SALUD... (2)

SALUD, SALUD...

RESPIRE UN MEJOR OXÍGENO.

Por Alberto Mego

Agradeceremos en primer lugar algunos comentarios que nos han hecho llegar, alentando la existencia de esta columna sobre salud. En efecto, acaso un poco fuera de lugar, pues VIDA MAGAZZINE es una revista dedicada fundamentalmente a la música y al entretenimiento, pero siempre podemos suponer que la buena salud no está en oposición a la buena música y al buen entretenimiento.

Uno de estos comentarios nos pide complementar estas opiniones con datos estadísticos y complementarlos con el aval de especialistas. A este respecto, queremos decir que efectivamente siempre es de suma utilidad conocer información cuantitativa respecto a los casos en que a causa de malas costumbres respiratorias, o alimentarias en general, las personas terminan siendo números en la computadora y casos penosos para recordar.

Atenderemos ese comentario. Permítanos sin embargo decirle lo siguiente: no tenemos ninguna duda que usted es especialista en su propio cuerpo. Porque ¿quién mejor que usted conoce su cuerpo? O me equivoco. También es esto posible. Porque vivimos en un mundo que nos establece demandas y soluciones de manera un tanto confusa y desordenada, y las necesidades que supuestamente tenemos en la mente no necesariamente corresponden a las de nuestro cuerpo. Vestuarios, dietas, hábitos de todos los tipos no son los que más favorecen a nuestro cuerpo, a nuestra mente, a nuestros anhelos más arraigados. ¿Sociedad de consumo, le dicen?

En anterior ocasión, decíamos que alimentación no es únicamente aquello que vía ingesta oral nos sostiene. Afirmábamos que la respiración es una parte fundamental, decisiva, para considerarnos bien alimentados. Efectivamente, qué sería de nosotros sin el aire que respiramos. Pero no todo aire es saludable. Del 100% del aire que introducimos a nuestros pulmones, aproximadamente solo el 19% es oxígeno. Esa pequeña porción de oxígeno es la que permite la vida y el funcionamiento de todos nuestros órganos. La importancia que tiene una buena respiración es capital.

El oxígeno es ese elemento químico que existe en regular proporción y especialmente en las zonas bajas de la atmósfera terrestre, y que permite la vida en las formas que conocemos. Sin oxígeno no sería posible la vida y esto podemos constatarlo toda vez que nos sometemos a una rutina de actividad en un espacio escaso de oxígeno, un salón cerrado, un ascensor: el aire se visea, el cansancio sobreviene pronto, el agotamiento impide que las jornadas laborales fluyan de manera normal, el decaimiento se apodera de nosotros y queremos terminar de una vez.

Buena alimentación también es vivir en un ambiente debidamente oxigenado y procurar una respiración adecuada. A este respecto, hay que decir que nuestros pulmones son nuestros fuelles naturales, y con la ayuda del músculo diafragmático, con ellos podemos purificar nuestro aire y vivir. El feto en el vientre de la madre respira oxígeno a través del cordón umbilical. Y en cuanto nace, grave es el problema si no respira con sus propios pulmones, es decir, si no canjea su respiración intrauterina por el aire directo del ambiente esterilizado donde nace, o el del simple de la naturaleza que para el caso es el mismo.

Si en cuanto nace, un niño no respira con sus propios pulmones, entonces bastan unos pocos minutos para que la corteza cerebral no sea irrigada por el oxígeno que conduce la sangre y la extraordinaria computadora que es nuestro cerebro se “frisa”, y sufre una parálisis momentánea, suficiente para determinar la psicomotricidad del niño por el resto de su vida. Invariablemente, ésta es la razón de las arritmias, la epilepsia o la paraplejia. Sin oxígeno, (en balones a la espalda) los astronautas no podrían realizar sus hazañas extraordinarias, sin oxígeno no existe vegetación, sin oxígeno no podríamos siquiera encender un fósforo porque al hacerlo estamos prendiendo el palillo, pero también el oxígeno que lo rodea.

La sangre en su infinito recorrido traslada hacia todo nuestro organismo el oxígeno de nuestra respiración, llevándolo al lugar más remoto de nuestro cuerpo, depositándolo en cada tejido muscular, en cada órgano, en cada articulación, en la corteza cerebral y en todo el sistema nervioso. Ese es el papel de la sangre: ser una correa de trasmisión, a la vez que deja una microscópica ración de oxígeno, recoge -digamos así- el palo de fósforo quemado, es decir, como todos los alimentos básicamente son carbohidratos, o mejor carbono, la sangre deja una cuota de oxígeno y recoge una ración de carbono oxidado o dióxido de carbono. A través de la exhalación el cuerpo se libera del dióxido, y el ciclo interminable de la vida se repite durante miles y miles de veces durante el día, y en menor intensidad, durante la noche.

Si bien podemos almacenar alimentos basados en carbono, vitaminas y toda clase de proteínas, -algunos han convertido sus cuerpos en grandes almacenes de esos productos, y engordan y engordan-, pero ¿podremos almacenar el oxígeno? El lado poético, efímero, fantástico de nuestro cuerpo, acaso reside en que la sustancia química más importante de nuestro organismo apenas puede ser contenida lo que dura una respiración.


El oxígeno es pues nuestro alimento vital, y de lejos eso lo sabe usted perfectamente.    

SALUD, SALUD


Como periodista, hace años fui invitado a escribir en una revista norteamericana dirigida por latinos, para lo cual viajé hasta allí. Mi tarea era reseñar con optimismo la actividad de los artistas del gran mercado, principalmente de aquellos latinos exitosos y aplaudidos por el público. La verdad es que pronto me encontré delante de un enorme esfuerzo por ponderar cualidades que no veía por ninguna parte. Y pedí que me dejaran escribir sobre temas más útiles. Al final de cuentas, como antropólogo, podía opinar sobre salud. Este artículo del año 2000 publicado en aquella revista, que me comprometo a buscar, fue el primero sobre un tema que sigue siendo medular para mi. Es más, si se me permite volver a vivir, en alguna ruleta de resurrección, volvería a ser antropólogo, pero ya no tan dedicado al teatro, sino a la nutrición, al cuerpo.



SALUD, SALUD
Aprenda a alimentarse
Por Alberto Mego

     Posiblemente el hombre ha descubierto e inventado los sistemas más extraños, los mecanismos más curiosos para medir el tiempo, el tamaño y las dimensiones generales de todas las cosas. Gracias a ello tenemos la joya de modernidad que acaso amamos en nuestro televisor, en nuestro microondas, en nuestra refrigeradora (especialmente si dentro se puede encontrar un buen vino y algo de queso), y es pues innegable que el hombre ha desarrollado su poderoso ingenio, para bien y para mal, en toda clase de artefactos. Pero su atraso en el  conocimiento de su cuerpo es sorprendente.

     ¿Ha pensando usted que la máquina más extraña que se pueda conocer realmente acaso sea su propio cuerpo?

     Con frecuencia me pregunto quién y en qué momento da la orden de reparar los tejidos dañados de la piel, después de sufrir algún daño, algún rasgón. Cuando esto sucede, lo primero que vemos brotar, en medio de nuestra angustia y desazón, es la sangre, rojísima, con su pequeño boquete abierto y convertido ahora en el centro de atención del sistema orgánico. En ese mismo momento, ¿de dónde sale la orden para que millones de millones de células, de diferentes especialidades, acudan a iniciar el combate, si es preciso, o a reparar la avería, a resanar y restablecer el equilibrio del sistema orgánico?

      !Zas! un corte y toda la tecnología de nuestro tiempo es poca cosa al lado de la extraordinaria movilización de circuitos integrados, microchips, conductores de alta resistencia que contienen nuestro organismo cuando entra en estado de emergencia. Y debo decirle que para reconocer ese sistema, usted no necesita cortarse el cuello para maravillarse de si mismo. Porque el cuerpo es el escenario más extraordinario de cuanto sistema eléctrico y electrónico podamos imaginar.

     Como es sabido, los conocimientos actuales en tecnología química, nos permiten conocer detalles ultra infinitos de nuestra composición genética, por ejemplo, y los avances en campos diversos de esta área prometen al mundo un futuro alucinante, como en otros campos del quehacer humano. La tecnología, ahora auspiciada por la computadora, como herramienta del futuro es un hecho inobjetable que está cambiando la configuración de la realidad, e incluso el diseño de nuestros sueños.

     Y sin embargo, el cuerpo seguirá siendo la computadora más extraordinaria, todavía desconocida y más remota de nuestra existencia. Por eso, es preciso que lo conservemos en buen estado si queremos tener una vida saludable y extensa. Es absolutamente necesario alimentarlo debidamente, de manera que nunca carezca de la fuente energética que permita la buena salud.

     Antiguamente se tenía una idea más rigurosa de la alimentación. Casi todas las dietas tradicionales de las culturas milenarias presentan un mismo equilibrio proteico y carbónico en todas sus comidas. Pero además le agregaban el componente tácito de una vida al aire libre y acaso de una disposición cotidiana a la actividad física. En nuestro tiempo, al hablar de alimentación no podemos evitar pensar solamente en la comida de ingesta oral.

     Sí, en esa comida cargada de grasa y carbohidratos que se ofrecen en tantos negocios de comida que aparecen en todos los ángulos de nuestra vida diaria. !Qué alimentación! Cuánto gordito y gordita están rompiendo los principios de la ergonomía y comienza a diseñarse a partir de una nueva medida antropométrica del hombre, los big mens, dixit 1.60 centimentros de cintura por 1.80 de altura. Sillas, volantes, mesas, armarios, y hace rato prendas de vestuario tamaño extra, se venden cada día mas en USA.

     !Dios! cómo se come grasa, cómo se come harina. Los gordos pasean impunemente su gordura por las calles, son felices cargando su enorme humanidad para arriba y para abajo, llevándola de un lado a otro, acomodándola en los intersticios de la vida. !Pero el esqueleto está diseñado para levantar una cantidad determinada de peso! Ni más ni menos, lo demás es un exceso que en mayor o menor medida sufrirá primero la columna vertebral, y después el sistema oseo y en general todo el organismo.

     El desafío empieza en aprender a alimentarse, en aprender a discernir los alimentos, sin llegar al fanatismo de privarse de comer con apetito, porque ésta es la primera señal de una buena alimentación. En el superespecializado laboratorio de nuestro estómago, no todo lo que llega es bienvenido, y en muchos casos es más nocivo que alimentario.

     Y por supuesto, la mejor comida que ingiramos por la boca no sera más importante que nuestro alimento químico. No estamos hablando de ninguna droga. Pero es cierto que podemos pasarnos largas horas y hasta días sin alimentarnos de sólidos y hasta de líquidos. Los monjes tibetanos hacen ayunos de hasta 40 días. Posiblemente después no recuerden ni sus nombres, pero están vivos para reconstruirse tantas veces como seguramente lo desean. Y sin embargo, no podemos pasar más de 8 minutos, según últimos records, sin respirar. Sin duda, el alimento mas importante de nuestro cuerpo es el aire que respiramos.

     Quiérase un poco más, aprenda a alimentarse mejor. Volveremos.



EN CIRCULACIÓN... 

CULTURALES 1º DE MAYO Nº 19