"EL BESO DE LA NIÑA QUE TRANSFORMÓ AL CABALLO EN HOMBRE"


Esta obra fue escrita en el verano de 1984. Entonces con Gina, la entrañable madre de mis dos hijos, teníamos el grupo de teatro y títeres “Yan Ken Pó”, y debíamos estrenar una próxima obra en el Museo de Arte de Lima, donde desde años atrás construimos una trayectoria de atención al público, y también donde se vivía un comercialismo infame con el arte. Pero teníamos que cumplir el acuerdo con sus autoridades. Yo sentía que entrábamos al engranaje de un teatro comercial, que al mismo tiempo masticaba nuestro pan diario. En medio de dificultades de diverso tipo, decidí dejar de escribir y dirigir para el grupo y hacer un teatro que represente la realidad que vivíamos aquel tiempo. Pero antes escribí “El BESO DE LA NIÑA…”
La obra fue escrita para un teatro de cámara, para espectadores cómodamente sentados. Ahora sabemos que es en los espacios libres donde fecunda el teatro, cuanto mejor en el corazón del pueblo, y que la atención es una difícil función cerebral cuando los materiales son muy extensos. Sugiero entonces que este texto sea en realidad pretexto para una teatralidad flexible, reduciéndolo considerablemente, sin atentar como es previsible, contra el espíritu de la obra que básicamente plantea el movimiento en medio de la inercia, y una identidad dinámica frente a otras estacionarias y mercantilistas, contado de manera irónica y pintoresca, como un juego, a través de personajes animales que deben aparecer muy humanizados.
La obra se estrenó bajo la dirección de Gina López en el Museo de Arte de Lima. Fue el último montaje del grupo “Yan Ken Pó”.
La guerra popular iniciada en el 80 se desplegaba en todo el país. Había que tomar posición.



DIARIO EL COMERCIO / SUPLEMENTO DOMINICAL / PUBLICADO EL 22 DE JULIO DE 1984
 


EL BESO DE LA NIÑA QUE TRANSFORMÓ



AL CABALLO EN HOMBRE*



para Derzu



*Con una versión primigenia de esta misma obra, el autor obtuvo el Premio

“FRANCISCO IZQUIERDO RÍOS” que convocó

la ASOCIACIÓN NACIONAL

DE ESCRITORES Y ARTISTAS

(ANEA) en 1984.



PERSONAJES

Actores:

CABALLO DE CIRCO

CABALLO VELOZ

CABALLO VENDEDOR I

CABALLO VENDEDOR II

PATO-CABALLO-NIÑO

NIÑA

Un títere, que representa al ABUELO.



ESCENA I



Una música tierna y sencilla inaugura la escena. Las luces se encienden e iluminan un panel, al fondo, que servirá de teatrín y vestidor de los actores. En escena, el descampado con algunos elementos graficados en la pared. Además, quizá las cuerdas templadas de una carpa y algunos banderines propios de los circos. La música desciende mientras se asoma un títere en el panel. Es el Abuelo, que presenta la obra.



ABUELO

… (Tose. Al público) Ah, ya están aquí… Hum, veo que han sido puntuales… ¿Están todos?... Qué bien, que bien… (Tose) Ya estoy un poquito viejo, un poquito usado, pero los cuentos son cuentos y tanto más da que los cuente una hada madrina o un abuelito (Tose) como yo, ¿no es cierto?... Bueno, el cuento que ahora verán se llama: “EL BESO DE LA NIÑA QUE TRANSFORMO AL CABALLO EN HOMBRE”… Así es. (Tose). Resulta que había una vez un país muy lejano, muy lejano… Bueno, no tan lejano, no, no tan lejano. Mejor sería decir: más o menos lejano… Aunque… (Tose) Hum, viéndolo bien, más apropiado sería decir: un poco cerca… un poco cerca, sí. No, no, para ser más claro: muy cercano, muy cercano, sí, aquí nomás, cerquita, sí… Este país se llamaba CABALLOCOCHA. Y, aunque (Tose)… aunque les parezca extraño, en él había toda clase de animales: desde el cocodrilo con su conocida colección de dientes, hasta el chancho, muy aficionado al aceite y al tocino. También estaba el gato, que si no le hacían cariño, sacaba su chaveta. ¡Ah! y el camaleón, que podía ser de todos los colores, pero nunca transparente… Había muchos, muchos animales más, pero casi todos habían venido de muy lejos, buscando mejores oportunidades. En cambio, solamente los caballos sí habían nacido allí, y eran, por lo tanto, la mayoría en CABALLOCOCHA. Claro que también habían caballos aficionados al aceite, coleccionistas de dientes, algunos con chaveta, algunos -muy pocos- transparentes. Es decir, toda clase de caballos… Un día llegó el circo, y, como siempre, instaló su carpa en la frontera de CABALLOCOCHA… (Tose) Ah, tengo que decirles que CABALLOCOCHA limitaba, por el sur, con el Reino de los Chanchos. Y por el norte, con el Reino de los Hombres. Y un caballo de este circo había tenido un sueño. Sí. ¡Un hermoso sueño anaranjado!... Pero mejor vamos a verlo…

Sale. Breve cortina musical. Cambio de luz. Adelante, entra el Caballo de Circo, vestido elegantemente con saco de lentejuelas, corbata y un par de vistosos zapatones.

CABALLO DE CIRCO

(Después de husmear con cautela a uno y otro lado del escenario)… ¡Nada!... Qué raro, muy raro, incluso me atrevería a decir que es extraño, muy extraño. (Con orgulloso trote) ¡Ja! ¡A quién se le ocurre! ¡Un sueño anaranjado! Bueno, hay que reconocer que no soy un caballo cualquiera… Pero ¿un sueño anaranjado? La última vez que tuve un sueño anaranjado se cumplió e-xac-ta-men-te. ¿Qué había soñado?... ¡Ah! Que conocía a un hombre… ¡A un domador de caballos, nada menos! Y, en efecto, conocí a un domador de caballos que me enseñó todos los trucos de la actuación… hum, y muchos trucos más. Con él conocí muchos países, muchas tierras lejanas… Y ahora… ¡otra vez un sueño anaranjado!... ¡He soñado con un ángel! (Emocionado) ¡Con un ángel!... ¿Y si de verdad viene un ángel y quiere llevarme a las estrellas? Pobre domador, se va a quedar sin su caballo. Pero… es que… hay que comprender que un ángel es un ángel. Y un circo en el cielo debe ser extraordinario. Sí, ya me imagino… En fin, esperaré. Según mi sueño, por aquí tiene que pasar… ¿Eh? ¿Y eso?

Estrafalarios y aparatosos, entran los caballos vendedores. Un tanto payasescos, ataviados de grandes sacones, proveídos de maletines “James Bond”, vienen hostigando con sus productos al Caballo Veloz, que viste con mucha sobriedad y niega cada vez más violentamente las propuestas de los vendedores.

VENDEDOR I

Cortaúñas…

CABALLO VELOZ

No…

VENDEDOR II

Lapiceros…

CABALLO VELOZ

No…

VENDEDOR I

Anteojos para el sol, mira…

CABALLO VELOZ

¡No!

VENDEDOR II

¡Libretitas!... Para sacar las cuentas.


CABALLO VELOZ

¡No!



VENDEDOR I

Radios, a pilas y a corriente…



CABALLO VELOZ

¡No! ¡No!



VENDEDOR II

¡Ah, espejos! ¡Espejitos!



CABALLO VELOZ

¡No!



VENDEDOR I

¡Caramelos! ¡Caramelos de menta!



CABALLO VELOZ

¡No, no, no!



VENDEDOR II

¡Chiclets! ¡Para el buen aliento!



CABALLO VELOZ

¡No! ¡No! ¡No!



VENDEDOR I

¡Calzoncillos!



CABALLO VELOZ

¡No, no, no y no! ¡No quiero nada!



Los vendedores se percatan de la presencia del Caballo de Circo.



VENDEDOR I

(A Vendedor II) Eh, Joe, ¿y éste quién es?



El Caballo de Circo los mira con suficiencia.



VENDEDOR II

Parece un extranjero. Debe ser un turista… (Al Caballo Veloz) ¡Ese sí sabe lo que es bueno! ¡Vas a ver!



CABALLO VELOZ

Bah, es un caballo como cualquier otro…



CABALLO DE CIRCO

(Alarmado, sin perder su característica delicadez) ¡No, no, yo soy “Santorín”, el caballo mejor adiestrado del circo “América de Ovejas”!…



VENDEDOR I

(Admirados) ¡Un caballo de circo! ¡El carajo!



VENDEDOR II

¡Un caballo amaestrado!... ¡Chasum!



CABALLO DE CIRCO

(Más acomedido) Permítanme que me presente, caballeros… (Trata de darles la mano, pero ninguno la recibe).



CABALLO VELOZ

(Con desdén) Pobrecito



CABALLO DE CIRCO

(Orgulloso) Señores, me siento muy orgulloso de pertenecer al circo “América de Ovejas”. Es más, ocupo un lugar destacado en la plana de artistas y…



VENDEDOR I

(A Vendedor II) Tiene un lugar en la plana de artistas…



VENDEDOR II

Debe ser muy influyente…



CABALLO VELOZ

¿Y qué hace por aquí un caballo de circo?



CABALLO DE CIRCO

¿No se han dado cuenta que ha llegado el circo?... Estoy esperando que comience la función. Mientras tanto, espero también al ángel con el que he soñado en un sueño anaranjado.



VENDEDOR I

(Burlones) ¡Ah, ja, ja, ja! ¡Está esperando un ángel!



VENDEDOR II

¡Ha tenido un sueño anaranjado! ¡Qué belleza!



CABALLO VELOZ

Bah, ¡los caballos no sueñan! (Se aparta y realiza ejercicios gimnásticos).



CABALLO DE CIRCO

Permítame decirle, amigo, que los caballos de circo no solamente sueñan, sino también, por lo general, tienen sueños anaranjados. Además, debo añadir que mis sueños casi siempre se han cumplido…



VENDEDOR I

Vaya, vaya, ¿escuchaste eso, Joe? Sus sueños se han cumplido…



VENDEDOR II

¿Y para qué quieres encontrarte con ese ángel?



VENDEDOR I

Sí, para qué. ¿Acaso quieres que te haga un milagro?



VENDEDOR II

¿Milagro? (Con gran alarde, saca de su maletín una lata) ¡La milagrosa crema C de Ponds!



CABALLO DE CIRCO

No lo sé, exactamente… (Orgulloso) Estoy seguro que me ofrecerá un contrato.



VENDEDOR I

¡Ja, ja, ja! Es un caballo chiflado. Quiere ir a trabajar al cielo…



VENDEDOR II

(Cáustico) Qué pena, amigo. (Guarda su lata) La milagrosa crema C de Ponds no es el boleto que andas buscando.



CABALLO DE CIRCO

¿Y quiénes son ustedes?



VENDEDORES

(De pronto, muy serios) Nosotros somos representantes de la casa “Reino de los Hombres S.A.”



VENDEDOR I

Mientras esperas a tu ángel, podemos hacerte una demostración gratuita y sin compromiso de nuestros productos, especialmente manufacturados para caballos que quieren ser como hombres…



CABALLO VELOZ

¡Iiiiii! (Relincha y resopla) Bah, solamente eso faltaba. Que aparte de tener sueños anaranjados, quiera ser como hombre. ¡Es ridículo!



VENDEDORES

(Con furia mal reprimida, al Caballo Veloz) ¡No sabes nada de la vida, pedazo de caca!





CABALLO VELOZ

(Firme) No. Solamente sé correr y correr. ¡Nadie conoce la ciencia del trote como yo¡ Puedo correr en alto y en bajo, a izquierda y derecha, hacia atrás y hacia delante. ¡Correr es mi vida!



VENDEDORES

(Después de ponerse de acuerdo rápidamente, alguno saca un látigo que estalla y espanta al Caballo Veloz) Entonces, ¡corre! ¡corre! ¡Déjanos trabajar! ¡Fuera!



El Caballo Veloz sale rápidamente. Los vendedores adoptan nuevamente su dulzura de comerciantes y se disponen a ofrecer sus productos al Caballo de Circo que comienza a interesarse.



VENDEDOR II

¡Qué disparate! ¡Correr!



VENDEDOR I

(Amable) Discúlpalo. Es un caballo burro. Solamente le gusta correr.



CABALLO VELOZ

(Asomándose) ¡Estoy orgulloso de ser un caballo!



VENDEDORES

(De nuevo, violentos) ¡Fuera! ¡Fuera! ¡Vete de aquí! (El Caballo Veloz vuelve a salir).



VENDEDOR I

(Otra vez amable, al Caballo de Circo) Ah, amigo, todavía estás allí… A ti que estás a punto de entrar al cielo, estos productos…



VENDEDOR II

(Interrumpiéndolo, empalagoso) A ti que te falta tan poco para ser como hombre…



CABALLO DE CIRCO

Oh, no eso debe ser muy difícil…



VENDEDOR I

Nosotros podemos ayudarte. Nuestros polvos lo harán todo por ti… Mira… (Revuelven en sus maletas) Tenemos polvos para el cutis, finísimos, polvos para las pezuñas, perdón para las patas… polvos para la escaldadura. ¡Eh! ¡Cuidado con la escaldadura!



El Caballo de Circo recibe todo, lo mira y con toda naturalidad lo guarda en sus bolsillos.



VENDEDOR II

Tenemos llaveros para la buena suerte, llaveros para la mala suerte, llaveros con destapador, llaveros con abrelatas, llaveros con calatas…



CABALLO DE CIRCO

Oh, gracias, gracias, ustedes son muy amables.



VENDEDOR I

Sí, por supuesto que sí, muy amables…



VENDEDOR II

¿Amables, dijo?



VENDEDOR I

Muy amables, muy amables.



VENDEDOR II

Ahora paga.



CABALLO DE CIRCO

¿Cómo?



VENDEDORES

(A coro) ¡Paga!



CABALLO DE CIRCO

Pero… no tengo dinero…



VENDEDOR I

¡No tiene dinero!



VENDEDOR II

Bah, de qué te sirve ese lugar en la plana de artistas si no tienes dinero. ¡Di-ne-ro!



CABALLO DE CIRCO

Es que… todo se lo lleva el domador…



VENDEDOR I

(A Vendedor II, después de haberle quitado todo al Caballo de Circo) Vámonos, es un pobre diablo.



VENDEDOR II

¡Un pobre diablo esperando un ángel!



VENDEDOR I

¡Que se lo lleve al infierno! (Sale)



VENDEDOR II

¡Fuchi! ¡Fuchi! (Sale. Breve pausa).



CABALLO DE CIRCO

…Bah, ¡vendedores!... Bueno, yo tengo la culpa, quién me manda hacerles caso. En cuanto se les ve, uno debería decirles ¡no! ¡no! ¡no!... Aunque… no me quedaría mal ese llavero, solamente me faltarían las llaves. Bueno, cuando tenga mi camarín particular me compraré uno… es decir, le diré al domador que me compre uno… (Bosteza) me ha dado un poco de sueño. Creo que me voy a recostar, hum, sí, dormiré un poco… (Al público) Si viene el ángel, me despiertan ¿ah?

Se recuesta y duerme. Breve cortina musical. Apagón breve.


ESCENA II

En otra área del descampado. Entra el Caballo Veloz haciendo su gimnasia matinal. Salta. Corre. Canta.



CABALLO VELOZ

“Al aire libre,

yo estoy vivo,

abajo, arriba,

yo estoy vivo,

abajo, arriba,

yo estoy vivo

al aire libre”.



Se detiene. Nuevamente, corre. Sale de escena. Pausa. Se escucha aún su voz cantando, cuando aparece el Pato, un tanto cansado, cargando una bolsa a la espalda, mira a todos lados.



PATO

… Mmm, parece un lugar bastante tranquilo. Creo que voy a detenerme aquí un ratito. Haré algunos ejercicios y después seguiré mi camino… (Busca algo en su bolsa. Sobre su vestimenta sencilla de pato, se pone una camiseta numerada) ¡Listo!... (Hace algunos ejercicios muy parecidos a los que antes hacía el Caballo Veloz. También corre y luego sale de escena).

Vuelve el Caballo Veloz haciendo los mismos ejercicios. De pronto, se detiene. Olfatea.



CABALLO VELOZ

¡Iiiii! (Relincha y resopla) Si mi olfato no se equivoca… (Olfatea) ¡Hay alguien aquí! (Olfatea, sale de escena).



Vuelve el Pato haciendo sus ejercicios. Se detiene. Olfatea.



PATO

¡Cuac! Si mi olfato no se equivoca… (Olfatea) ¡Hay alguien aquí! (Olfateando, sale de escena).



CABALLO VELOZ

(Vuelve, siempre olfateando, de espaldas) ¡No hay nadie!



PATO

(Vuelve, siempre olfateando, de espaldas) ¡No hay nadie!



Ambos retroceden, tropiezan y se asustan.



PATO

¡Ay!



CABALLO VELOZ

¡Iiiii! (Repuesto del susto, al público) Ah, es solamente un pato… Pero ¿qué hace un pato en mi comarca?



PATO

(Aparte, sigiloso) Debe ser un hombre…



CABALLO VELOZ

Perdona, amigo, creo que este no es lugar para un pato. No me gusta que me estorben, tengo que seguir corriendo y…



PATO

(Con más confianza, se acerca tímidamente) ¿Corriendo? Ah, está muy apurado…



CABALLO VELOZ

No, no estoy apurado porque no voy a ninguna parte. Corro, simplemente. ¿Y tú qué haces aquí?



PATO

Ah, estoy buscando el Reino de los Hombres… ¿Tú eres un hombre?



CABALLO VELOZ

(Ofendido) ¡Noooo! ¡Yo soy un caballo!



PATO

Entonces, ¿por qué corres?



CABALLO VELOZ

¡Porque soy un caballo! (Resopla) Correr es mi oficio. Todas las mañanas doy una o dos vueltas. (Esperanzado) Algún día daré tres, entonces… (Mirando al Pato) Cuando encuentres el Reino de los Hombres te van a echar en su olla.



PATO

¿En su olla?



CABALLO VELOZ

Todo el mundo sabe que los hombres se comen a los patos.



PATO

¡Cuac! ¿Se comen a los patos? ¡Se comen a los patos! ¡No puedo seguir siendo un pato!



CABALLO VELOZ

¿Y qué quieres ser?



PATO

Tengo que ser un hombre.



CABALLO VELOZ

¡Iiiii! (Relincha y resopla) ¡Ja, ja, ja! (Se rie de buena gana) ¡Es lo más gracioso que he escuchado en mi vida!



PATO

(Acalorado) Ríete si quieres, pero voy a conseguirlo.



CABALLO VELOZ

¡Un pato que quiere ser hombre!



PATO

Bah, estoy a punto de lograrlo.



CABALLO VELOZ

¿Y cómo lo sabes?



PATO

(Trae su bolsa) ¡Mira! Tengo todos los requisitos… (Saca de la bolsa un saco de colores y a cuadros) Tengo un saco…



CABALLO VELOZ

(Acercándose y tomándolo despectivamente) ¿Y para qué sirve este trapo?



PATO

(Sacando una libreta del bolsillo) Para guardar la libreta de apuntes… ¡Mira!



CABALLO VELOZ

Bah, los papeles no sirven para nada.



PATO

(De su bolsa, saca una botella pequeña) Y esto… ¡Mira!



CABALLO VELOZ

¿Y eso qué es?... (Se acerca y huele. Es un olor muy penetrante que lo estremece de asco)… ¡Ajjjj!



PATO

Es perfume…



CABALLO VELOZ

(Molesto) ¿Los hombres usan perfume?



PATO

(Dudando) ¿No?... (Sacando nuevamente otra botella de la bolsa) ¿Y esto?



CABALLO VELOZ

¿Más perfume?



PATO

No, es una botella de licor.



CABALLO VELOZ

(Despectivo) Es lo mismo. Una botella es igual a otra botella.



PATO

¿Quieres un poco?



CABALLO VELOZ

¡No! ¡A mi las botellas no me sirven de nada. Yo soy un caballo…



PATO

Tienes razón. A mi tampoco. Yo soy un pato… Pero tengo que seguir… Bueno, ya me has quitado demasiado tiempo. (Vuelve a sus ejercicios) Quizá haciendo mis ejercicios algún día…



CABALLO VELOZ

(Irónico) Si sigues haciendo esos ejercicios te puedes convertir en un caballo.



PATO

¡Cuac! ¿En un caballo?



Entran los caballos vendedores, riendo a carcajadas.



VENDEDOR I

(A Vendedor II) ¡Ja, ja, ja! ¡Su mujer lo va a botar del corral!



VENDEDOR II

¡Ja, ja, ja! ¡Es un tonto! ¿Para qué te sirve esto? le va a decir.



CABALLO VELOZ

¿Qué hacen aquí ustedes?



VENDEDOR I

(A Vendedor II) Mira quién está aquí.



VENDEDOR II

(Al Caballo Veloz, haciéndose el gracioso) ¿Eh? Ah, ¿trabajas aquí?



CABALLO VELOZ

(Con autoridad) ¿De qué se ríen tanto?



VENDEDOR I

Nos reímos del caballo del granjero. Nos ha comprado…



CABALLO VELOZ

¿Qué le vendieron?



VENDEDOR II

(A Vendedor I) ¿Le decimos?



VENDEDOR I

(Solemne) Le decimos.



VENDEDORES

(A coro) ¡Un calzoncillo! ¡Le vendimos un calzoncillo! ¡Ja, ja, ja!



CABALLO VELOZ

¿Y para qué quiere el calzoncillo un caballo?



VENDEDOR II

¡Están de moda! ¿No quieres uno tú también? Los tenemos de todos los colores: rojos, azules y ¡fucchia! ¡Ja, ja, ja!



VENDEDOR I

(Reparando en el Pato) ¿Eh? ¿Quién es ese?



VENDEDOR II

¡Un cliente! ¡Un cliente para mi solo!



VENDEDOR I

(Se adelanta a Vendedor II y abriendo su saco de par en par muestra un arsenal de productos mientras bailotea alrededor del Pato) Vendo, vendo, vendo…



VENDEDOR II

(Después de empujar a Vendedor I, también abre su saco y canturrea al Pato sus mercancías) Así no, tonto. Mira: (juega con los sonidos de las palabras) cepillos-cepillos, peines-peines, jabones-jabones, plumeros-plumeros, espejos-espejos, chocolates-chocolates, chiclets-chiclets, agujas-agujas, productos importados del Reino de los Hombres…

VENDEDOR I

(Atrás, en una rara danza, gritando) ¡Del Reino de los Hombres, del Reyno de los Hombres, del Reyno de los Hombres!... ¡Del Reyno de los Hombreeees!



VENDEDOR II

(Al Pato, más fuerte) ¡Zapatos-zapatos, relojes-relojes, cortaúñas-cortaúñas, calzoncillos-calzoncillos, kolinos-kolinos, sortijas-sortijas, corbatas-corbatas, correas-correas, limomes-limoneeeeees!... (Como el otro sigue gritando, se interrumpe, saca un garrote de su saco y va hasta el Vendedor I y le da un porrazo que lo tira al suelo, luego vuelve ante el Pato) Cuchillos-cuchillos, zanahorias-zanahorías, medallitas-medallitas, pañuelos-pañuelos…



VENDEDOR I

(Se repone del golpe y sigue vociferando, esta vez después de tocar fuertemente un pito) ¡Del Reino de los Hombres, del Reino de los Hombres, del Reino de los Hombreeeees!...



Nuevamente, Vendedor II va hasta él y lo golpea con el garrote. Nueva caída del Vendedor I. Vendedor II regresa donde el Pato y le sigue ofreciendo sus productos.



VENDEDOR II

Cremas para ser blanco, cremas para ser negro, cremas para el dolor de estómago, crema para la diarrea, crema para el sol, crema para el juanete…



VENDEDOR I

(Nuevamente repuesto, después de tocar una corneta que saca de su saco) ¡Del Reino de los Hombres, del Reino de los Hombres, del Reino de los Hombreeeees!...



Otra vez, Vendedor II se interrumpe y ahora seguido del Caballo Veloz, va hasta el Vendedor I y le da otro porrazo, dando fin a una escena un tanto embriagadora que pretende graficar la compra y la venta, la competencia y el desconcierto.



CABALLO VELOZ

(Atrás del Vendedor II) ¡Basta!



El Vendedor II también le da un porrazo y lo tira al suelo.



PATO

¡Cuac! ¡Cuac! ¡Lo privaron!



VENDEDOR II

No te preocupes. Tenemos solución para todo. (A Vendedor I, que se levanta)… Dale una pil-dora, Jack.



VENDEDOR I

(Saca un frasco) Una pil-dora, una pil-dora. ¿La pil-dora azul?



VENDEDOR II

Idiota, la pil-dora azul es para las diarreas.



VENDEDOR I

Entonces, la pil-dora verde. ¿Dónde está la pil-dora verde? Bah… (le echa todo el frasco al Caballo Veloz).



PATO

Pero… ¿quiénes son ustedes?



VENDEDOR II

¿Nosotros? (A Vendedor I, mientras Caballo Veloz sigue privado) No sabe quiénes somos…



VENDEDOR I

(Carraspea) Nosotros somos…



VENDEDOR II

(Grandilocuente) Nosotros somos representantes de la firma Reino de los Hombres…



VENDEDOR I

¡S.A.!



VENDEDOR II

Vendemos los finos productos manufacturados para caballos distinguidos…



VENDEDOR I

Intrépidos…



VENDEDOR II

Valientes…



VENDEDOR I

Elegantes…



VENDEDOR II

Hombres…



CABALLO VELOZ

(Vuelve en si, después de escupir las pastillas, todavía un poco aturdido) ¡Aquí nadie quiere ser hombre! ¡Estoy orgulloso de ser un caballo!



PATO

Oh, yo sí, yo sí… Yo quiero ser hombre…



VENDEDOR I

(A Vendedor II, enternecido) ¿Oíste eso, Joe? Quiere ser hombre, quiere ser hombre…



VENDEDOR II

Oh, podemos servirte de mucho…



VENDEDOR I

Tenemos todo lo que necesitas para entrar al Reino de los Hombres…



VENDEDOR II

El equipo completo, nada menos…



VENDEDOR I

(Al Pato) Podemos ofrecerte desde una barba postiza, con su correspondiente quijada de plástico, hasta una billetera pega-pega. ¡Creo que necesitas una, men!



VENDEDOR II

Necesitas una libreta electoral, con su respectivo dedo. ¡Un dedo de colores!



VENDEDOR I

¡Un libro rojo! ¡Con su respectiva revolución!



VENDEDOR II

Necesitas un teléfono. ¡Viene con una bolsa de monedas de 20!



VENDEDOR I

¡Un boleto! Con su correspondiente microbús…



VENDEDOR II

¡Ah! Y también…



De pronto, ambos muy serios, con una música espectacular de fondo, con suaves ademanes, sacan un frasco de una maleta.



VENDEDOR I

(Destapando el frasco) ...¡El lapicero de oro!



Los dos hacen venias de adoración al lapicero de oro.



VENDEDOR II

Alabado sea el lapicero de oro.



VENDEDOR I

Alabado sea.



PATO

… Hum, cuántas cosas se necesitan para ser hombre… Yo creí que solamente necesitaba un saco y unas botellas como éstas… (Enseña los objetos)



VENDEDOR I

(Sorprendido) Vaya, vaya, tiene un saco…



VENDEDOR II

¡Una botella de perfume!



VENDEDOR I

¡Una botella de licor!



CABALLO VELOZ

¡Bah! ¡Nada de eso se necesita para ser hombre! (Al público) ¿No es cierto?



VENDEDOR II

(Poniéndole el saco al Pato) Con un saco como éste…



VENDEDOR I

(Echándole perfume) Con un poquito de perfume… (Vendedor II le quita la botella y también se echa el perfume). Con un poquito de licor (Le da de beber al Pato. Vendedor II le quita la botella y también toma).



PATO

(Después de beber) ¡Ajjj! ¡Quema!... Estoy mareado…



VENDEDORES

(Empalagosamente comerciales, haciendo girar al Pato) Estás mareado, mareado estás, no sabes dónde vas, si vas para adelante o para atrás, lo único que queda es comprar y comprar… ¡Comprar! ¡Comprar! ¡Comprar!



VENDEDOR I

Por ejemplo… ¡Una brújula! (Saca de su maleta una brújula)



VENDEDOR II

¡Un plano! (Saca de su maleta un plano)



PATO

Está bien, está bien… (Va a recibir los objetos, pero ellos le estiran la mano antes de dárselos).



VENDEDOR II

(Haciendo uso de una pequeña calculadora) Solamente son… Mmmm, 207.3, 52.5, 36.8, ocho mil (menos el descuento por realización): ¡diez mil soles!



PATO

¿Y eso qué es?



VENDEDOR I

Si al Reino de los Hombres quieres entrar, dinero, dinero debes gastar…



PATO

¿Dinero? Yo no tengo dinero…



VENDEDOR II

Vamos, amigo, si tienes un saco perfumado y un trago en el costado, algo tienes al contado… (Se avientan sobre él y lo registran, vaciándole los bolsillos. Le encuentran un fajo de billetes) ¿Ves? (Luego hacen una pequeña escena de despacho y le entregan los objetos).



CABALLO VELOZ

(Al público) ¡Lo están engañando! ¡Eso no sirve de nada en el Reino de los Hombres!



VENDEDORES

(A coro, rabiosamente) ¡Por qué nos estropeas el negocio!



VENDEDOR I

(Furioso) ¡Por qué!



VENDEDOR II

(Lastimero) ¡Por qué!



CABALLO VELOZ

Ustedes saben que eso no sirve de nada en el Reino de los Hombres…



VENDEDOR I

¿Nosotros? ¿Quién? (A Vendedor II) ¿Tú?



VENDEDOR II

(A Vendedor I) ¿Yo? No, tú. Tú debes saber. ¿Sirve o no sirve?



VENDEDOR I

(A Vendedor II) Ah no, no, no. Tú debes saber. ¿Acaso no eres dueño del negocio?



VENDEDOR II

(Muy sorprendido) ¿Yooo? Yo creí que eras tú el dueño del negocio. Tú debes saber si estas cosas sirven en el Reino de los Hombres.



VENDEDOR I

No lo sé. Nunca he ido al Reino de los Hombres.



VENDEDOR II

Ni yo tampoco.



VENDEDOR I

(Al Caballo Veloz) ¿Y tú cómo lo sabes? ¿Acaso tú si has ido al Reino de los Hombres?



CABALLO VELOZ

No, tampoco yo. Pero si los caballos de verdad sólo necesitamos un prado abierto donde correr, no sé para qué para ser un hombre se necesita una brújula y un plano…



PATO

Entonces, qué se necesita para vivir en el Reino de los Hombres…



CABALLO VELOZ

(Con un poco de lástima) Tengo que decirte la verdad, amigo.



VENDEDOR I

(Ceremonioso) Sí, hay que decirle la verdad…



VENDEDOR II

¡Nada más que la verdad!



CABALLO VELOZ

Aunque es muy triste, hay que decirla…



VENDEDOR I

(Al borde del llanto) Aunque no me hayas comprado mis peines ni mis jabones…



VENDEDOR II

(Igual) Aunque no me hayas comprado mis cortaúñas ni mis destapadores…



CABALLO VELOZ

Los animales no entran al Reino de los Hombres…



VENDEDOR I

(Enternecido) No, los animales no… Yo soy un caballo.



VENDEDOR II

(Igual) Y yo también…



CABALLO VELOZ

Y tú eres un pato.



VENDEDORES

(Muy sorprendidos) ¿Queeeee?



VENDEDOR I

¿Un pato?



VENDEDOR II

¡Un pato!



VENDEDOR I

Yo creí que era un avestruz…



VENDEDOR II

¡Yo creí que era un elefante!



VENDEDOR I

(Empujando a Vendedor II) ¡Bestia! ¡Los elefantes tienen joroba!



VENDEDOR II

Pero… ¡Un pato! ¡Un pato que quiere entrar al Reino de los Hombres!



VENDEDOR I

Sí, sí, quizá pueda entrar… ¡Quizá pueda entrar en su barriga! Ñam, ñam, ñam… ¡Ja, ja, ja!



Riendo a carcajadas salen los vendedores. Silencio. Solos en escena, el Pato y el Caballo Veloz.



PATO

¿Y ahora?



CABALLO VELOZ

Bah, no les hagas caso.



PATO

¿No dices tú también que los patos no pueden entrar al Reino de los Hombres?



CABALLO VELOZ

¿Quién sabe? Ninguno de nosotros ha llegado hasta allí… Tú puedes intentarlo.



PATO

Pero, ¿cómo? Ni siquiera se dónde queda.



CABALLO VELOZ

Dicen que por allá… (Señalando al público) Al fondo, en el horizonte…



PATO

Hum… Con estos pies de pato, me canso tanto. Y si está tan lejos…



CABALLO VELOZ

Nunca pierdas la esperanza, no seas un pato pesimista.



PATO

¡Cuac! No quiero ser un pato pesimista, pero… ¿quieres que te cuente algo?



CABALLO VELOZ

¿Qué?



PATO

Mejor no. No lo vas a creer. Si no lo creían mis amigos, los patos, ¿por qué vas a creerlo tu?



CABALLO VELOZ

Si no me lo dices…



PATO

… Yo no soy un pato.



CABALLO VELOZ

¡Qué! Entonces, qué eres…



PATO

Soy un ángel que se cayó del cielo.



CABALLO VELOZ

¿Queeé?



PATO

Sí. Un ángel que se cayó del cielo, hace tiempo que ando convertido en pato, pero de nada me ha servido… He esperado tanto que vengan a recogerme, pero nada, nada… ¿Es cierto que desde el Reino de los Hombres uno puede ir al cielo en avión?



CABALLO VELOZ

Bah, no creo lo que dices. ¡A un ángel no se le ocurriría convertirse en pato!



PATO

No, no, antes fui piojo y después sapo. De nada me ha servido… ¡Cuac! Hace tanto tiempo…



CABALLO VELOZ

Entonces, si eres un ángel convertido en pato, nada más fácil que te conviertas en hombre.



PATO

¡Cuac! ¡Cuac! ¡No sabes nada sobre ángeles!... Bueno, los ángeles tampoco sabemos nada sobre hombres ni caballos. ¡Cómo voy a convertirme en un hombre si nunca he visto uno! Ah, si viera uno, uno solo, entonces sí que me convertía, pero no conozco ninguno…



CABALLO VELOZ

Bah, eres un pato mentiroso.



PATO

¿Mentiroso? No, los ángeles no necesitamos mentir. Es que no tenemos miedo de nada.



CABALLO VELOZ

Entonces, conviértete, por lo menos en un caballo.



PATO

¿En un caballo? ¿Y eso de qué me sirve?



CABALLO VELOZ

Con tus patas veloces podrás llegar muy lejos, quizá hasta la misma puerta del Reino de los Hombres.



PATO

Pero no es suficiente ser caballo para ser veloz.



CABALLO VELOZ

(Orgulloso) ¡Iiiiii! (Relincha y resopla) Eso lo se muy bien. Pero no eres un ángel que todo lo puede? ¿Por qué no puedes ser un caballo veloz?



PATO

Para ser un caballo sólo tengo que mirarte, pero puedo ser un caballo veloz solamente si me dices el secreto de los caballos veloces…



CABALLO VELOZ

(Resuelto) Ah, eso nunca… ¡Nunca! Me costó mucho trabajo descubrirlo.



PATO

Por lo visto, nunca seré un hombre, si siquiera un caballo.



CABALLO VELOZ

(Después de pensarlo) Espera… Está bien. Te lo voy a decir, no arriesgo nada, pero con una condición.



PATO

Está bien. Dímela.



CABALLO VELOZ

(Por primera vez, solemne) Amigo pato: voy a decirte el secreto de los caballos veloces, pero… si te conviertes en un hombre, promete que te acordarás de mí.



PATO

¡Prometido!



Pausa. Luces e intensa música de efecto. Durante éste, en rigurosos movimientos, el caballo se acerca al oído del pato, éste cambia de máscara y se transforma en caballo. Sonido de relinchos. El ahora Pato-Caballo salta, relincha y corre.



PATO-CABALLO

¡Iiiiiii! (Relincha y resopla)



CABALLO VELOZ

¡Iiiiiii! (Relincha y resopla)

PATO-CABALLO

¡Adios! ¡Adios!



CABALLO VELOZ

¡No te olvides de mí!



PATO-CABALLO

¡Nunca! ¡Nunca! ¡Adiós! ¡Iiiiii!



Sale. Apagón breve. Cortina musical.





ESCENA III



En su mismo emplazamiento, el Caballo de Circo, durmiendo.



CABALLO DE CIRCO

(Despierta) Hum… (Bosteza) ¿Eh? Ay, me quedé dormido… Y no ha venido nadie… En el sueño anaranjado que tuve, un ángel pasaba por aquí… y lógicamente yo le enseñaba mi número de circo… Qué raro, parece que me equivoqué… En realidad, siempre me equivoco. Yo digo: estamos en invierno, y no, el sol quema como candela. Yo digo: es hora de dormir, y no, comienza la función… (Pensativo) ¿Y si en lugar de un ángel, aparece un diablo, con sus cachos en la cabeza y su trinche?... (Asustado) Mejor me voy, ya va a empezar la función… (Velozmente, pasa el Pato-Caballo, relincha, da una vuelta y sale) ¿Eh? ¿Qué fue eso? ¡Un caballo!... Me voy, debe ser otro vendedor. Todos los caballos que pasan por aquí son vendedores… (Pasa nuevamente el Pato-Caballo) Ah, no, éste es un caballo veloz… ¡Hey! ¡Deténgase! ¡Deténgase!



El Pato-Caballo se detiene, voltea.



PATO-CABALLO

Perdón, ¿se refiere a mi?



CABALLO DE CIRCO

Sí, a usted. ¿Dónde va con tan buen trote?



PATO-CABALLO

Ah, veo que usted es también un caballo. Tengo mucho gusto de conocerlo, señor. (Le da la mano) Me pregunta usted adónde me dirijo. Pues le contaré: voy al Reino de los Hombres…



CABALLO DE CIRCO

¿Al Reino de los Hombres? Vaya, vaya, qué empresa tan atrevida la suya. ¡Un caballo en el Reino de los Hombres! En fin, pero está usted tomando el camino contrario.



PATO-CABALLO

¿El camino contrario? (Revisa su plano y su brújula) No puede ser: según este plano y esta brújula, el Reino de los Hombres queda hacia allá.



CABALLO DE CIRCO

Lamento decirle, señor, que se equivoca. (Al público) Ahora somos dos los equivocados. (Al Pato-Caballo) El Reino de los Hombres queda hacía allá (Señala el lado contrario). Lamento también decirle que, por lo general, los planos y las brújulas se equivocan, especialmente si fueron hechos por caballos como usted.



PATO-CABALLO

Pero… ¿está usted seguro, señor?



CABALLO DE CIRCO

Absolutamente. Yo soy un caballo de circo y, como usted sabe, los caballos de circo, trabajamos con los hombres. En consecuencia…



PATO-CABALLO

(Interesado) ¿Trabaja usted con los hombres?



CABALLO DE CIRCO

En su propia casa.



PATO-CABALLO

¡En su propia casa! Entonces, quizá usted conoce algo más sobre ellos, ya que trabaja en su propia casa.



CABALLO DE CIRCO

(Un poco presumido) En el circo, a muy poca distancia de los edificios principales, los veo casi todos los días. Depende solamente de que entren al circo, y allí, cómodamente instalados en las butacas de la platea o la galería, puedo observarlos mientras hago mi función.



PATO-CABALLO

¿Y cuál es su función?



CABALLO DE CIRCO

Bueno, yo soy lo que se dice un caballo… amaestrado… Yo los divierto y ellos aplauden. Así, mire: (Aplaude).



PATO-CABALLO

(Un tanto decepcionado) Ah, ¿y cómo hace usted para conseguir eso?



CABALLO DE CIRCO

Ah, como usted ve, puedo pararme en dos patas (Ostentosamente, se pasea por la escena)… Pero eso lo hace cualquiera. También se darme volatines… Mire: (Hace volatines)… ¡Se bailar! (Se escucha música bailable. Baila)… Pero, eso no es nada. El público delira y aplaude y aplaude emocionado en mi número especial.

PATO-CABALLO

(Interesado) ¿Y cuál es su número especial?



CABALLO DE CIRCO

(Obvio) Mi número de suspenso.



PATO-CABALLO

¿Cuál es, cuál es?



CABALLO DE CIRCO

Mi número emocionante, por supuesto.



PATO-CABALLO

¿Cuál, cuál?



CABALLO DE CIRCO

… (Orgulloso) Me ha costado mucho ensayarlo, mucho sacrificio, muchas horas de insomnio, mucha dedicación…



PATO-CABALLO

¿Qué número es ese, señor? Quiero verlo, quiero verlo…



CABALLO DE CIRCO

(Lo mira, piensa un poco) Está bien, me caído usted en simpatía… (Después de prepararse convenientemente, tira los pies, sus zapatones caen al suelo)… ¡Atención! (Bajo redobles de tambores, recoge los zapatones, los desata, se los pone, los anuda con gran gesticulación) …¡Se anudarme los zapatos!... Sólo los hombres pueden hacerlo mejor que yo…



PATO-CABALLO

(Aplaudiendo con desgano) Emocionante, sí, emocionante… Pero… ¿para qué sirven los zapatos?



CABALLO DE CIRCO

Oh, cómo se ve que es usted un caballo provinciano. (Adopta un tono y una postura doctoral) Los zapatos, amigo mío, sirven para caminar sobre el cemento. De acuerdo al material con que está hechos pueden ser de cuero, de jebe o de tela. Pero hay muchos modelos de zapatos: están las botas, los botines, los mocasines, las sandalias, los suecos, las zapatillas, las sayonaras, las alpargatas, los yanquis. Quizá también se puede considerar a las chancletas, pero el más elegante de todos es el zapato de pasadores. Y los pasadores se anudan con el lazo. Como usted ve, el lazo es muy importante. Un zapato de pasadores con un lazo mal hecho no necesariamente es un zapato elegante.



PATO-CABALLO

(Complaciente) Ya veo, ya veo, es un trabajo muy difícil.



CABALLO DE CIRCO

Ja, ja, ja… No, estimado amigo. ¿Quiere que le diga la verdad? Con un poco de práctica, anudarse los zapatos es algo muy sencillo. Cualquiera puede hacerlo. Pero es absolutamente necesario que un hombre se lo enseñe. Yo tuve mucha suerte porque mi domador es un hombre muy inteligente: además de saber domar a los caballos como yo, es equilibrista de la cuerda floja y, en su número estelar, maneja una bicicletita de este tamaño (gesto de pequeño).



PATO-CABALLO

Mmm, supongo que con un domador así, usted se siente muy afortunado.



CABALLO DE CIRCO

(Súbitamente triste) A veces me pega… Con un chicote de tres puntas. Eso es lo malo…. Pero él sabe conquistar mi corazón: un caramelo en el hocico y ¡listo! Es un buen domador. ¿No quiere usted trabajar para él?



PATO-CABALLO

No, no, gracias. Yo tengo que seguir mi camino. Ya me he demorado bastante. (Va a salir).



CABALLO DE CIRCO

(Deteniéndolo) Pero, amigo, ¿no le digo que el Reino de los Hombres queda por allá?



PATO-CABALLO

Ah, sí, claro (Regresa. Duda) Pero ¿está usted seguro? ¿No me está mandando donde su domador?



CABALLO DE CIRCO

Vaya, definitivamente no conoce usted nada del Reino de los Hombres… Pero no me ha contado para qué quiere ir hasta allá.



PATO CABALLO

¿Para qué? Bueno, quiero ser como ellos…



CABALLO DE CIRCO

¡Ja! (Pícaro) ¡Usted también quiere manejar una bicicletita de este tamaño!



PATO-CABALLO

No, no… ¿Todos los hombres manejan bicicletitas?



CABALLO DE CIRCO

No todos. Ese sí es un trabajo realmente difícil. Como todo lo que hacen los hombres. Bueno, algunos no hacen nada… los vagos, los locos, los escritores, por ejemplo. Ah, también los niños.



PATO-CABALLO

¿Los niños? ¿Quiénes son los niños?



CABALLO DE CIRCO

Los niños son hombres pequeñitos. Cuando crezcan serán hombres grandes.



PATO-CABALLO

Qué bien, qué bien, esto sí es interesante… ¿Y dónde viven los hombres pequeñitos?



CABALLO DE CIRCO

En el Reino de los Hombres, naturalmente, con sus padres…



PATO-CABALLO

(Emocionado, mirando el horizonte) ¿Me falta mucho todavía?... ¡Tengo que verlos! Quiero ser un hombre como ellos. Sí, tengo que verlos…



CABALLO DE CIRCO

Pero, ¿no los ve? (Señalando al público) Allí están, delante de usted.



PATO-CABALLO

¿Qué? ¿Adónde?



CABALLO DE CIRCO

Allí, mírelos…



PATO CABALLO

No veo nada, no veo nada…



CABALLO DE CIRCO

Oh, creo que usted es un caballo miope.



PATO-CABALLO

No, no, tengo muy buena vista, pero no veo nada…



CABALLO DE CIRCO

Debe ser la poca costumbre. En cambio, yo estoy tan acostumbrado a verlos que puedo distinguirlos de un gato, de un chancho y hasta de un canguro. Esos que están allí adelante, indudablemente, son niños, hombres pequeñitos… (Al público) ¿No es cierto? (Es de esperar que los hombres pequeñitos respondan favorablemente).



PATO-CABALLO

(Como un ciego) ¿Qué?... ¡Sí! ¡Algo! ¡Algo!... ¡Pero qué es, qué es!



CABALLO DE CIRCO

¡Es la voz de los hombres! Escuche: (Al público)… ¡Holaaa! (Es de esperar que los hombres pequeñitos respondan al saludo)…



PATO-CABALLO

…Sí, ahora sí escuché algo, algo más… Ay, es que… (Reparando en sus orejas) ¡Tengo las orejas muy grandes!



CABALLO DE CIRCO

Sí, sí, y la cabeza también.



PATO-CABALLO

¿Los hombres no tienen la cabeza muy grande?



CABALLO DE CIRCO

No, no, si tuvieran la cabeza muy grande no podrían ponerse el sombrero.



PATO-CABALLO

¿El sombrero? ¿Y para qué sirve el sombrero?



CABALLO DE CIRCO

¡Para que no se enfríen las ideas, lógicamente!... (Se escucha música de circo) Oh, la función va a empezar. Tengo que irme. (Le da la mano) ¡Adiós!... ¡Y buena suerte!



Sale. El Pato-Caballo queda sólo en escena. Pausa.



PATO-CABALLO

… Qué trabajo tan difícil es este de ser hombre. ¡Y todavía no conozco ninguno!... Si por lo menos conociera uno que me diga el secreto de los hombres, pero nada… ni siquiera alcanzo a ver a los que están allí adelante… (Al público, tímidamente) ¿Hay alguien allí?... ¡Hola! ¡Hola!... Ah, sí, escucho algo, pero no entiendo nada… (Muy triste) Ay, es que apenas soy un caballo…



De espaldas a él, entra una niña cargando una muñeca, hablándole cariñosamente. De pronto, tropieza con el Caballo. Ambos se asustan y escapan.



PATO-CABALLO

(Corriendo) ¡Huy! ¡Un domador!



NIÑA

Ay, qué miedo. ¿Quién es ese? Qué orejas tan grandes, parece un caballo… (Al público) ¿Es un caballo?... ¿No muerde? ¿Seguro que no muerde? Porque si me muerde mi pierna, yo grito y… Pero, ¿qué hace un caballo aquí?... ¡Se ha escapado del circo! Sí, por aquí cerca hay un circo con su carpa y todo… (Llamando) ¡Señooooor! ¡Señooooor! ¡Su caballo se ha escapadooooo!...



PATO-CABALLO

(Con un poco más de confianza) ¿Eres un domador?



NIÑA

(Asustada) ¡Ay! ¡No te acerques!... (Llamando) ¡Señor, su caballo se ha escapadooooo!...



PATO-CABALLO

No, no me he escapado de ninguna parte.



NIÑA

Y, entonces, ¿de dónde has venido?



PATO-CABALLO

Este… (Resuelto) Del cielo, sí, de allí vengo…



NIÑA

(Al público) Los caballos no vienen del cielo. Si no vienen del circo, los caballos vienen de la pampa.



PATO-CABALLO

Es que yo soy…



NIÑA

(Molesta) Tú eres un caballo mentiroso y a mi no me gustan las mentiras ¿ya?



PATO-CABALLO

A mi tampoco, yo… (Trata de acercarse).



NIÑA

(Grita) ¡Ayyyy! (Asusta al Caballo. Ambos corren). Quiere morderme…



PATO-CABALLO

(Desde lejos) No, yo… yo no muerdo… ¿Y tú? ¿Tampoco muerdes?



NIÑA

¿Yo? ¡Ja, ja, ja! (De paporreta) Las niñas no mordemos porque las niñas que muerden son niñas malcriadas que no saben que las niñas no deben muerden porque si muerden son niñas…



PATO-CABALLO

¿Una niña? ¡Una niña!... Entonces, ¡eres una niña!



NIÑA

(Burlona) ¿Qué voy a ser entonces? ¡Un hipopótamo!



PATO-CABALLO

¿Y cuando seas grande vas a ser un hombre?



NIÑA

Nooo. Cuando sea grande voy a ser enfermera, para curar a todos, todos los enfermos…



PATO-CABALLO

(Decepcionado) Ah, enfermera… Entonces, no puedes ayudarme…



NIÑA

(Deja a un lado su muñeca y se acerca al Caballo) ¿Ayudarte? ¿Necesitas ayuda?



PATO-CABALLO

Sí.



NIÑA

¿Estás herido? ¿Tienes una espina en la patita?



PATO-CABALLO

No, estoy buscando llegar al Reino de los Hombres y…



NIÑA

¿Al Reino de los Hombres? ¿Y dónde queda eso?



PATO-CABALLO

Ya ves, no puedes ayudarme. No conoces el Reino de los Hombres.



NIÑA

No, no conozco. ¿Dónde queda ese reino?



PATO-CABALLO

(Enseñándole el plano abierto) Mira… ¡Es el Reino de los Hombres!



NIÑA

¡Ah! Estás buscando una dirección… Ya sabía que te habías perdido… ¿Qué dirección estás buscando? Yo conozco la calle Nicolás, la Avenida María, el Jirón Antonio y el parque de la Alameda.



PATO-CABALLO

No, no, yo busco el Reino de los Hombres…



NIÑÁ

Sí, ya se, la ciudad. Los hombres viven en la ciudad. (Al público) ¿No es cierto, amigos?



PATO-CABALLO

Pero… pero, ¿con quién hablas?



NIÑA

Con los niños que están sentados allí (Señala al público).



PATO-CABALLO

Oh, tú también puedes verlos.



NIÑA

¿Qué puedo verlos? Claro, mira: (Al público) ¡Hola!...¡Hola!... ¡Hola!... (Al Caballo) ¡Tú no puedes verlos?



PATO-CABALLO

(Triste) No, no puedo. Apenas alcanzo a escucharlos, pero no los veo… Si supiera el secreto de los hombres, quizá… ¡Ah! ¡Tú debes saberlo!



NIÑA

(Al público) Qué caballo tan loco es éste. ¡Los hombres no tienen secretos!



PATO-CABALLO

¿No tienen secretos? ¿No tienen secretos? (Derrumbado, llora) Ay, ay, ay… Si no tienen secretos, nunca me podré convertir en un hombre… (Llora) Volveré a ser un pato. (Llora) Volveré a ser un piojo (Llora)…



NIÑA

(Al público) Está llorando, nunca había visto llorar a un caballo… (Al Caballo) Pero, caballito, los hombres no tienen la culpa si no tienen secretos. No tienen la culpa si tú te conviertes en un piojo… ¡Porqué van a tener secretos! Los niños tampoco tenemos secretos… Aunque yo tengo uno, ji, ji, uno solo. Y te lo voy a decir… (Avergonzada) Tú me gustas, sí, me gustas muchos, mucho… (El Caballo sigue llorando) Pero no llores. ¿Por qué lloras?



PATO-CABALLO

(Llorando) Nunca seré un hombre.



NIÑA

Hum, si eso depende de los secretos de los hombres, creo que nunca… Además, tengo que decirte algo que no va a gustarte… Pero no te pongas triste… (Al público) Lo que voy a decirle lo va a poner más triste todavía… ¿Le digo? Tengo que decirle la verdad… ¿Le digo? Sí, le digo, la verdad es la verdad… (Al público) ¿Sabes? Los caballos son caballos y los hombres son hombres…



PATO-CABALLO

(Llorando) Sí, ya lo sé…



NIÑA

Es que… los caballos no se convierten en hombres…



PATO-CABALLO

(Fastidiado) ¡Yo no soy un caballo!



NIÑA

Pobrecito… (Al público) Ya se convirtió en piojo… (Al Caballo) Entonces, qué eres…



PATO-CABALLO

(Molesto y rotundo) ¡Yo soy un ángel que se cayó del cielo!



NIÑA

(Muy sorprendida) ¿Qué? (Al público) ¿Escucharon?... ¿Un ángel? ¿Un ángel que se cayó del cielo?



PATO-CABALLO

(Creciendo) ¡Un angel que se cayó del cielo!



NIÑA

(Recelosa) Un ángel con cara de caballo.



PATO-CABALLO

(Grave) ¡No he podido conseguir otra!



NIÑA

(Mirándolo, muy interesada) Nunca había visto un ángel. Este, sí… sí he visto, pero en dibujos nomás… Entonces, ¿eres un ángel de verdad?



PATO-CABALLO

¡Un ángel, un ángel! (Abatido) ¡No! ¡No! Ya no lo sé, no se nada ya… Solamente soy un caballo, un pobre caballo buscando encontrarse con la mirada de un niño.



NIÑA

¡Otra vez! ¿No los ves? (Señalando al público) ¡Allí están los niños! (Lo toma de la mano y lo acerca al público)



PATO-CABALLO

Sí, así dicen… Pero no los veo, no los veo…



NIÑA

Pero ¿qué clase de ángel eres si ni siquiera puedes mirar lo que tienes adelante?



PATO-CABALLO

(Otra vez abatido) Un ángel desgraciado…



NIÑA

(Calmándolo) O un caballo muy bonito… (Se acerca, lo acaricia) Quédate conmigo, yo te voy a cuidar… No llores… (Lo besa repitiendo los mismo movimientos que antes hiciera el Caballo Veloz al contarle su secreto).



Súbitamente, el Caballo se incorpora, relincha y resopla. Intenso efecto de luz y sonido. Después, el Caballo queda sin máscara y descubre su rostro: es un niño… Pausa.



PATO-CABALLO-NIÑO

(Todavía atontado) ¿Qué pasó? (Al público) Y esos son… ¡Allí están! ¡Son los niños! ¡Son los hombres!... ¡Hola! ¡Hola! ¡Hola!...



El Niño desciende del escenario, estrecha las manos de los niños, hombres y mujeres del público. Se han encendido las luces de la platea. Mientras, la Niña, nerviosamente, ha cogido otra vez su muñeca, pero frena un impulso de acompañar al Niño.



PATO-CABALLO-NIÑO

(Desde la platea) ¡Vamos!



NIÑA

No…



PATO-CABALLO-NIÑO

Pero, por qué.



NIÑA

(Triste) Es que… debo cuidar a mi niña…



PATO-CABALLO-NIÑO

… Y yo debo seguir mi camino.



NIÑA

Adiós.



PATO-CABALLO-NIÑO

Adiós.



NIÑA

¿Volverás?



PATO-CABALLO-NIÑO

Algún día.



NIÑA

Adiós.



PATO-CABALLO-NIÑO

Algún día, sí… (Levanta los brazos, despidiéndose efusivamente. Sale por la puerta del público).



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