COLECTIVO DE ARTE Y CULTURA CÉSAR VALLEJO. ALGUNOS DOCUMENTOS 1
Al influjo de la Coordinadora Popular Primero de Mayo -que desplegara su actividad desde 1999-, un conjunto de artistas e intelectuales nos reunimos para discutir el tema del arte, la ciencia y la cultura. Era el año 2005. Poco tiempo después se constituyó el Colectivo de Arte y Cultura César Vallejo, y en los años siguientes desarrollamos un conjunto de actividades en Lima, en sus zonas periféricas y en algunas provincias. Fue un momento muy intenso de nuestra labor. Con algunos apoyos, tuvimos la audacia de alquilar una oficina en el centro de la ciudad. En su único salón, no había día que no hubieran actividades culturales, video arte, charlas, clases de música, de teatro, de artes plásticas. Conservo algunos documentos de esos años que pongo a disposición. En el momento actual, nos limitamos a la publicación de una revista, pero seguimos considerando la necesidad de un gran movimiento artístico que ponga en discusión los supuestos teóricos del arte de la burguesía, enseñoreado ahora en los salones y los medios de comunicación, y que en la práctica cultural haga posible el arte que contribuya a la transformación de nuestro pueblo.
LLAMAMIENTO
César
Vallejo es el artista más grande del Perú y de América. Fue el primero en
definir el Arte como un instrumento de la transformación social. Por eso, unos
lo han ignorado y otros lo han deificado hasta alejarlo de la necesidad que
tiene nuestro pueblo de conocer su poesía. El COLECTIVO DE ARTE Y CULTURA CESAR VALLEJO está comprometido con el
honor de llevar su nombre.
El COLECTIVO DE ARTE Y CULTURA CESAR VALLEJO,
tomando como base de principios el legado social y artístico de este poeta
universal, se ha propuesto impulsar la labor cultural en nuestro medio a través
de todas las actividades que tengan como propósito elevar el nivel intelectual
de nuestra comunidad.
El COLECTIVO DE ARTE Y CULTURA CESAR VALLEJO
rechaza, por denigrantes y envilecedoras, la carga de conceptos alienantes que
a través de los medios de comunicación, se imponen al público cultivando el mal
gusto, adormeciendo sus conciencias, afectando principalmente a nuestros
jóvenes.
Los
artistas somos los ojos y oídos del pueblo. Representamos sus esperanzas, sus
ilusiones, sus carencias y perspectivas. El COLECTIVO DE ARTE Y CULTURA CESAR VALLEJO invita a los artistas e
intelectuales progresistas a vincularse a las grandes mayorías, no apartarse de
ellas, actuando de acuerdo a sus necesidades y deseos, para construir y
desarrollar una nueva sociedad.
El Arte,
y la Cultura en general, es un poderoso instrumento que dirigido directamente a
la mente del lector, del espectador, del oyente, puede adormecer sus
consciencias en nombre de la belleza, o encender -como una chispa a la pradera-
su razón, y la necesidad de la unidad contra los que quieren hacer del Hombre
la continuación de una máquina, o el triste cómplice de la dominación que
ejercen unos cuantos sobre las más amplias mayorías.
A pesar
de su gran sensibilidad social, diferentes limitaciones presentan nuestros
artistas. El anarquismo, la vanidad, el individualismo, la falta de sentido
grupal, como la carencia del concepto dirección, todos juntos impiden que
nuestros trabajos eleven la comprensión del público, y su propia integración
con las mayorías. El COLECTIVO DE ARTE Y
CULTURA CESAR VALLEJO procurará a través de conversatorios y una labor
difusora que comprendamos mejor la calidad de nuestro instrumento, el Arte.
La
libertad es el sueño de los artistas e intelectuales progresistas, y ella
alienta su obrar. Pero no puede haber auténtica libertad en un mundo dominado
por la miseria y la ignorancia. El COLECTIVO
DE ARTE Y CULTURA CESAR VALLEJO propone un concepto de libertad que comprometa
el quehacer cultural con la realidad de nuestros pueblos.
Así como
al pan y al trabajo, los artistas tienen derecho a la dignidad y a participar
en la construcción de una sociedad justa donde el Arte y la Cultura ocupen el
lugar alturado que le corresponde como importante eje de una nueva educación.
El COLECTIVO DE ARTE Y CULTURA CESAR
VALLEJO invita a los artistas e intelectuales en general a sumarse a esta
propuesta unitaria.
El COLECTIVO DE ARTE Y CULTURA CESAR VALLEJO
llama a los artistas e intelectuales de todas las especialidades a valorar con la debida
conciencia el papel fundamental que cumple el Arte y la Cultura en la
transformación de las mentes, como en la sensibilidad del público.
Colectivo de Arte y Cultura
“CESAR VALLEJO”
FUNDAMENTACIÓN
Entendemos los procesos cognitivos del Arte, de la Ciencia y de la
Cultura en general, como la trasmisión de herramientas que permiten enriquecer
el proceso de aprendizaje, como parte del conjunto de ideas que estimulen el
crecimiento de los individuos a través de la Educación.
Evidentemente, se han producido en el mundo notables cambios que en la
actualidad ponen en relieve el papel de las tecnologías y, en apariencia, el
mundo se ha dividido entre aquellos que tienen acceso a ellas y aquellos que
permanecen al margen. Como consecuencia de ello, ciertamente, se avizoran en el
actual momento nuevas contradicciones que, por lo general, separan a los seres
humanos de su naturaleza más intrínseca: la búsqueda, el encuentro y el
desarrollo de valores profundos que liguen con equidad la naturaleza al mundo
social donde se desenvuelve el ser humano. Sin esa equidad, la deshumanización
que trajera consigo la revolución industrial en el siglo XIX continua en el XXI
bajo el nombre de “globalización”.
Proponemos este proyecto ante la comunidad nacional e internacional para
recuperar el carácter humanístico sine
qua nom de toda tecnología bien concebida, en el empeño de divulgar
los más primarios elementos de la técnica artística, aquellos que tenemos
siempre al alcance de las manos y participen de la recuperación de mínimos
equilibrios conductuales que permitan llamar las cosas por su nombre, y asistir
y participar en los grandes cambios que demandan nuestras sociedades.
Nos estamos refiriendo a la capacidad que tiene el Arte, la Ciencia y la
Cultura en general, para contribuir con sus técnicas a “escala humana” a poner
en movimiento la sensibilidad, el ingenio práctico, la dinámica corporal, la
imaginación creativa, la composición espacial y plástica, entre otros talentos
aplastados por cientos de miles de mensajes banalizadores que se nos imponen a
través de los medios de comunicación, escrita, hablada y audiovisual.
Porque en última instancia es la banalidad de la vida a la que llamamos
“stres”, “aburrimiento”, “depresión”, que tanto afecta no solamente a nuestros
jóvenes. Es preciso entonces recuperar el sentido optimista de vivir, esa es la
tarea que corresponde a quienes desde el corazón del pueblo están en
condiciones de movilizar las conciencias y sensibilidades de nuestros jóvenes y
niños,
principalmente, y de todos aquellos que estén en condiciones de apostarse por
actitudes constructivas, y con ello, hagan realidad las capacidades que pueden
derivarse del cabal manejo de sus manos, de su ingenio, del talento creativo
que por naturaleza todos tenemos.
La historia de la humanidad es
también la historia de sus hechos culturales, y todo cuanto hacen los hombres
nos liga indisolublemente en un mismo proceso educativo y social. No da una
lección solamente aquel que tiene un conjunto de alumnos delante, sino todo
aquel que cumple una tarea en nombre de la colectividad a través de un
servicio, por ejemplo. De modo que siempre estamos inmersos en una tarea
educativa.
Es verdad que el Estado es el
principal responsable de la pobreza cultural de nuestras comunidades, porque no
solamente no alienta la producción cultural en todos sus aspectos, sino que
además la limita a través de obstáculos de muchos tipos: principalmente, no
asumiendo la educación como un hecho sistemático y de fecunda multidireccionalidad,
tampoco la actividad cultural en general, y mucho menos el arte propiamente
dicho. Es penoso deber reconocer que en el Perú, país milenario, dueño de las
más impresionantes obras culturales que se encuentran diseminadas en todo el
territorio, tienen acceso a los grandes mensajes culturales que se expresan a
través del arte sólo aquellos que pueden pagarlo, pues el Estado garantiza el
lucro de los particulares que están detrás de ello. Mientras tanto los grandes
sectores sociales carecen de la posibilidad de acceder al arte, al hecho
cultural y educativo, como consumidores y mucho menos como realizadores. De
esta manera, además se niega el verdadero desarrollo cultural al que en una
sociedad democrática debemos aspirar todos por igual.
Sin este desarrollo cultural, fácil
es respondernos porqué nuestra sociedad es un conjunto atrasado. Ya ha sido
largamente demostrada la relación existente entre desarrollo personal y
desarrollo colectivo, por ello el propósito de elevar nuestro nivel cultural es
una tarea prioritaria para limitar la brecha abierta entre los menos que tienen
libre acceso al arte y la cultura, y los más que están librados a una economía
de subsistencia, y en consecuencia a una cultura provisional, cargada de
inexactitudes, subjetivismos y temores de todo tipo que se retroalimentan y
convierten en el principal lastre en la evolución de los seres humanos, aquí y
en cualquier continente.
Es preciso entender que, dadas las
singulares circunstancias que vivimos en el Perú y el mundo, el proceso de
globalización es también el nombre del énfasis cada vez mayor de una economía
que proyecta un modelo cultural de estricto espíritu comercial, y con ello
todos aquellos que no se someten a ese molde, quedan relegados y anulados en su
perspectiva de desarrollo cultural.
Esta realidad pues es la que
propicia la necesidad de debatir ampliamente el tema de la cultura, como hecho
educativo, y del arte y la ciencia como herramienta crítica, y que hagamos
propuestas como ésta para desarrollar las iniciativas personales, de grupo o
institucionales, y promover en conjunto acciones que el Arte como la Ciencia
puedan cumplir en la necesidad cultural de nuestros pueblos.
La Asociación COLECTIVO DE ARTE, CIENCIA Y CULTURA “CESAR VALLEJO”, se propone reunir
a todos aquellos preocupados por esta misma tarea, auxiliarlos en su labor,
organizando debates, presentaciones, representaciones, exposiciones,
conciertos, editando y divulgando textos que enriquezcan sus propósitos,
apoyándonos en nuestros propios esfuerzos, con la ayuda de instituciones
amigas, tanto del Perú como del exterior, para divulgar ampliamente el
conocimiento, ocupando un lugar en la oferta del mercado y, de este modo,
contribuir a elevar el nivel cultural de nuestra población en atención a su
actual necesidad.
PAPEL DE LOS ARTISTAS E INTELECTUALES
EN EL MOMENTO ACTUAL Y EN PERSPECTIVA
Conversatorio
A nombre de los grupos convocantes,
expresamos nuestro saludo y agradecimiento por su participación en este
conversatorio que, desde ya, es de suma importancia para nosotros los artistas,
artistas obreros y populares, e intelectuales, porque nos debe llevar a
comprender mejor nuestro rol para con el proletariado y el pueblo, en el
momento actual donde vemos que nuevas olas se vienen agitando y, en ese marco,
se viene forjando la dirección política del proletariado -ello puede requerir
más de una década- pero ahora, como artistas e intelectuales, nos vemos en la
necesidad y obligación de coadyuvar a esa forja, generando un movimiento amplio
de artistas al servicio de la clase y del pueblo.
En el actual momento las fuerzas
populares del Perú y el mundo reimpulsan la unidad ante la necesidad de
enfrentar juntos el estrepitoso final de un sistema que el imperialismo ha
liderado y lidera en todo el planeta. La caída de las torres de World Trade
Center en Nueva York no fue sino el principio de este episodio que ha tenido
como correlato la extraordinaria crisis financiera de Estados Unidos, como las
últimas elecciones, pero el fondo notable es la más importante crisis del
imperialismo.
En el Perú, vemos la urgente necesidad
de democratización de la sociedad a fin de dar cauce a las demandas de los
pueblos que todos los días, principalmente en el interior del país, expresan su
repudio a un Estado que no los representa, que oprime e impide su desarrollo.
Grandes sectores de la sociedad peruana ponen en relieve actualmente la urgente
necesidad de un nuevo acuerdo: una asamblea constituyente, con reglas
postuladas por los propios pueblos, desde sus intereses, y no por los
representantes del libre mercado mundial.
En este contexto, los artistas e
intelectuales estamos delante de la brillante oportunidad de contribuir a la
más sólida unidad entre el pueblo, como parte de un gran frente. El arte y la
cultura en general son herramientas de una gran sutileza y nuestro pueblo tiene
una gran avidez por el arte y el conocimiento. Pero ¿cómo ponerlos al alcance de las
grandes mayorías? Cuáles son las posibilidades y cuáles las limitaciones que
tenemos todos en medio de esta tarea educativa. Y principalmente, a quién
queremos servir. En qué condiciones presentamos nuestro trabajo, qué
disposición tenemos para que nuestro trabajo sirva a nuestra clase y al pueblo,
y no se quede encerrado entre cuatro paredes, aplaudido sólo por los
entendidos.
Estas son las interrogantes que nos
animan a convocar a los artistas e intelectuales, para escuchar sus opiniones,
sistematizarlas y reemprender el trabajo, asumiendo que todas las opiniones
tienen un valor pues corresponde a personas y agrupaciones que en mayor o menor
medida están dedicadas al trabajo cultural. Y sus conocimientos son de suma
importancia cuando comprendemos que nuestra labor es instrumento de la lucha de
clases y nuestras obras, cuánto más, cuánto menos, golpean al enemigo, y no a
nosotros mismos, porque todo lo que hacemos sirve a la política, y no debemos
separar el arte de la humilde artesanía: es en la acción concreta que el pueblo
identifica y eleva a condición de arte aquello que demanda su educación y la
conciencia de la necesidad de la transformación de la sociedad.
Círculo de Estudios “Avancemos”
Agrupación Cultural “Kusikusun”
Colectivo de Arte y Cultura “César
Vallejo”
TALLER DE TEATRO POPULAR "BOULEVARD QUILCA" LIMA, MARZO, 2003
ACERCA DE NUESTRO TRABAJO TEATRAL
Recientemente, los integrantes de nuestro
grupo tuvimos oportunidad de cambiar ideas respecto a la naturaleza de nuestro
trabajo. Y ha sido fructífero descubrir la pasión y el tesón que ponemos en
todos los aspectos del teatro. En este caso, también en la discusión teórica,
en el estudio.
Ciertamente, nuestro trabajo se desarrolla
en un medio adverso donde, por razones de diferente índole, a los embates de una cultura colonizadora y
embustera, se agrega la carencia de una tradición de teatro popular. La memoria
de esta actividad es muy reciente, a pesar de las distinguidas personalidades
que a lo largo del siglo pasado, lo enriquecieron con sus obras y propuestas
dramáticas. Hay, sin embargo, periodos donde prácticamente la presencia de un
teatro popular es escasa y siempre difícil. De modo que habitualmente los
grupos, constituidos por jóvenes actores y actrices, alcanzan a realizar una o
dos obras, y luego desaparecen.
¿Sabemos que, como
expresión de un alto nivel de desarrollo social, en los años
70 y 80, hubieron decenas, acaso muchos más grupos teatrales, de signo popular
en todo el país?
¿Por qué razones el teatro
popular no es un movimiento más fluido y constante, que refleje un destino más
elevado para sus espectadores? En esa dirección, ¿manejamos un concepto
correcto de Arte, que nos permita una visión objetiva del teatro y su
desarrollo? ¿Para
qué sirve el teatro? ¿Y
cómo sirve?
Dos son los aspectos fundamentales que
constituyen una agrupación teatral: su motivación y la manera cómo soluciona
los problemas que derivan de su composición material.
Antes de referirnos a estos aspectos,
quisiéramos relevar el hecho incontrastable que el Arte es una expresión
social, encarnada en individuos o conjuntos de individuos que la asumen
conscientemente, en el marco de las contradicciones sociales, desde una
posición, como instrumento transformador y herramienta crítica, destinada a
contribuir al cambio social.
Desde décadas atrás, las condiciones
sociales desafían a los artistas a ver su trabajo en contradicción, en los
aspectos que hemos señalado.
Es decir, debemos ser consientes del papel que cumple nuestro arte, así como de
los problemas derivados de su realización material, como el de otras acciones
laborales, pues no es posible el análisis de la situación del arte, y
específicamente del teatro, sino como un TRABAJO. En este trabajo, lo principal
es el objetivo por el cual las obras tienen una finalidad orientadora,
didáctica o cultural, a través de las formas más adecuadas. Este carácter
compromete al conjunto con su destinatario, el gran público, constituido,
principalmente, por las mayorías más sencillas.
Sin embargo, no debemos desconocer el otro
aspecto, el aspecto de la necesidad de resolver problemas concernientes a hacer
realidad una obra de teatro. Nos referimos a los a los costos personales que
requieren los actores, como personas que disponen de su tiempo en el teatro,
pero también al esfuerzo colectivo, expresado en una disciplina de conjunto,
debidamente responsable ante las propuestas de dirección teatral.
Ver solamente el aspecto de la motivación,
remite el propósito teatral al voluntarismo de los actores, al “sacrificio” o
al “apostolado” pequeño
burgués, que generalmente potencian el individualismo de los actores, y no la
consciencia material sobre el trabajo teatral.
Por el contrario, ver solamente el aspecto
material y los costos que significa hacer teatro, puede traer consigo una
corriente mercantilista donde lo principal sea cobrarle una entrada al
espectador y, dadas las condiciones actuales de ese espectador, alejarse de él
y atender solamente los sectores sociales materialmente privilegiados.
Estos dos aspectos están absolutamente
ligados al problema de la forma y el contenido. ¿Qué decirle entonces a un
joven que ve en nuestro trabajo una buena razón para participar, cuando pronto
desea desarrollarlo y precisa de un conocimiento más profundo?
Sin duda, hay un aspecto primordial y otro
secundario. No es posible ver uno y desconocer el otro, sin riesgo a que
nuestro trabajo sea siempre provisional, y no se prolongue en el tiempo y en su
eficacia. Pues no se puede desconocer que hacer una obra al servicio de
nuestras masas, demanda el esfuerzo actoral del conjunto, así como costos en
vestuarios, papel, movilidad, utilerías, etc. ¿Cómo resolvemos eso? Las
necesidades del grupo, de modo parcial, lo resuelve ese mismo público que
elegimos, esas multitudes barriales, ese público sencillo de los auditorios
provisionales de las calles y plazas, con la monedita que nos ofrece, así como su
atención, su saludo, y nos permiten resolver mínimamente las necesidades del
grupo.
Las otras necesidades materiales, las que
conciernen a las personas en sus necesidades materiales, son resueltas por
ocupaciones ajenas al teatro, eventuales, con alguna remuneración o apoyos, que
nos permiten invertir nuestros tiempos libres en el teatro. Es decir, a pesar
que acaso esta motivación fuere muy importante, los integrantes le damos un
tiempo parcial. Pero, como señalaba
un integrante del grupo, el hombre tiende a ser integral, a dedicarse a aquello
que considera útil, y políticamente correcto. Y aquello abre otra
contradicción. ¿Es
posible dedicarse de manera integral al trabajo teatral?
No, y sí. No, en la medida que queramos
“vivir” en las condiciones actuales, ceñidos al mercado de los
precios, midiendo nuestra labor en función al consumo.
Sí, porque siempre tendremos un conjunto al
frente, que como parte de las masas, valorará nuestro trabajo, porque en la
perspectiva esas mismas masas considerarán el valor del trabajo cultural.
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