ADIÓS, COMPAÑEROS


Escribí esta breve obra cuando era estudiante en San Marcos. Los profesores eran muy exigentes con los “trabajos” que presentábamos para ser evaluados. Aún la “máquina de escribir” (qué bello nombre tenía esa máquina) no era reemplazada por la computadora, pero evidentemente la crítica que se desliza aquí es a la poca empatía que la pequeña burguesía puede tener con los grandes temas de la antropología, o sencillamente con el obrar de los seres humanos. Soy, por lo demás, poco académico (sigo creyendo que en buena parte allí se aplasta y compacta el conocimiento), por eso en esos años de intensa discusión, les dije adiós a mis compañeros de entonces, para abrazar a los nuevos.

ADIOS, COMPAÑEROS

Personajes: Juana, Miguel, Jorge, Ricardo.

EN LA NOCHE. INTERIOR DE UNA AULA UNIVERSITARIA. LA CLASE DE ANTROPOLOGÍA HA TERMINADO. EN ESCENA, JUANA, MIGUEL Y RICARDO, JÓVENES UNIVERSITARIOS. RECOGEN SUS LIBROS PARA SALIR.
MIGUEL
Tienes que apurarte, Ricardo, todavía está afuera…
RICARDO
(GUARDANDO ALGUNOS PAPELES) Sí, sí, tengo que hablarle…
ENTRA JORGE. TROPIEZA CON RICARDO EN LA PUERTA.
JORGE
(IRÓNICO, A RICARDO) ¡Ya sabes! ¡A máquina y sin errores!...
RICARDO
Ya regreso (SALE)
JORGE
¿Está molesto?
JUANA
No. No creo. Está preocupado. No tiene máquina.
MIGUEL
¿Qué raro, no?
JORGE
¿Qué?
MIGUEL
Que no tenga máquina.
JUANA
Yo también creí que todos teníamos máquina.
JORGE
Es un muchacho pobre…
MIGUEL
Sí, pero… ¿Cuánto cuesta una máquina?
JUANA
No sé…
JORGE
Debe estar por los veinte, treinta…
MIGUEL
Bueno, a veces se pasa de la raya el profesor. Es que es tan exigente. Yo también creo que un estudiante de antropología debe presentar correctamente sus trabajos…
JUANA
Y rico en contenidos. Investigando también lo que se dice de nosotros. El Perú es rico en materiales. El profesor quiere que nos conozcamos a nosotros mismos. Eso me parece un aporte.
JORGE
¡Bah!
JUANA
(A JORGE) Ya sé que no estás de acuerdo, compañero. Para ti, las leyes generales son más importantes que nuestra particularidad. A ti no te interesa el Perú.
JORGE
El Perú es una parte del mundo. No sé por qué tienes que pensar eso.
JUANA
Tu actitud es muy elocuente. Solo participas cuando hablan de capitalismo europeo. Cuando no, te vas a mitad de clase.
JORGE
Eso no tiene que ver nada. A mí me interesa la Antropología, que es el estudio del Hombre, con mayúsculas. El profesor cree que hablando de cultura peruana va a ganar prosélitos para su partido. Conmigo, se equivoca.
MIGUEL
Cómo vas a confundir las cosas, compañero. Tu material debe ser peruano, después universal…
JUANA
Como dice el profesor.
JORGE
(LA MIRA) Sí, Juana… Pero me gustaría saber a dónde quiere llegar con eso. Estoy seguro que al final va a afirmar que el Perú es un país semicolonial. ¡Sería el colmo!
JUANA
¿Semifeudal? No lo creo.
JORGE
¡Semicolonial! Está demostrado que esa hipótesis no va.
MIGUEL
¿Y qué más da que vaya o no vaya?
JUANA
Es un análisis apresurado el tuyo, compañero… Además, por el orden y la temática de sus clases, creo que sostendrá que el Perú es capitalista dependiente… Y yo estoy de acuerdo.
JORGE
Entonces, ¿ya te conquistó para su partido?
MIGUEL
Pero qué importa eso. ¿Por qué llegamos siempre a lo mismo? Que el Perú es esto, que el Perú es lo otro. Estamos hablando del profesor.
JORGE
Compañero: caracterizar la sociedad peruana supone una estrategia y una táctica específica. Una táctica y una estrategia suponen una concepción del partido revolucionario.
JUANA
Tiene razón el compañero, Miguel.
MIGUEL
Sí, sí, tiene razón, qué quieren que haga.
JORGE
Que estudies. El pensamiento de los antropólogos clásicos te ayudará a comprender mejor estas cosas. Lo mismo me pasaba a mí. ¡Todo me daba igual!
MIGUEL
¡Los antropólogos clásicos nunca vivieron en el Perú!
JUANA
Hay fenómenos que se repiten en todas las sociedades. No se puede negar las leyes generales hasta ese punto, Miguel.
JORGE
(A MIGUEL) Todo lo que te pido es mayor rigor con el profesor. Tienes que ser crítico con él. (A  JUANA) Lo mismo tú. No hipotequen sus criterios entregándose con los ojos vendados a él.
MIGUEL
Bueno… Es cierto que no leo lo suficiente. No estoy acostumbrado. Además, no tengo mucho tiempo. Con las justas, puedo con los trabajos.
JUANA
Ese es un pretexto, compañero. Leer se puede hasta en el ómnibus…

JORGE
Comienza por los libros más elementales para que te adiestres en la terminología.
JUANA
“El Manifiesto Comunista” es un libro muy didáctico.
JORGE
Podría ser ese. O las tesis de Mao.
MIGUEL
¿Me creen un ignorante? ¡Cómo no voy a haber leído eso!
JORGE
¿Entonces?
MIGUEL
Hay textos más complejos que he intentado leer y no he comprendido muy bien. Y no he vuelto a tocarlos. Me gustaría saber más sobre leninismo y estalinismo, los modos de producción asiáticos, la Comuna de París. Pero también quiero saber más sobre el Perú. Por eso me gusta este profesor, aprendo con él.
JORGE
Todo está interrelacionado, Miguel. El conocimiento y el individuo, el individuo y la sociedad. No llegarás a nada con esa mentalidad.
MIGUEL
Es mi problema, Jorge. Déjame solucionarlo a mi manera.
JORGE
¡También es mío! ¡De todo el estudiantado!
MIGUEL
¡Yo sabré cómo arreglarlo!
JORGE
¡Históricamente, nadie arregló nada solo!
MIGUEL
Entonces, seré el primero.
RICARDO APARECE EN LA PUERTA.
JUANA
Compañeros, allí está Ricardo…
PAUSA.
MIGUEL
(A RICARDO) Y, ¿qué te dijo?
RICARDO
(ENSIMISMADO)… No entiendo nada.
JUANA
Pero habla, compañero, qué te dijo el profesor.
MIGUEL
¿Vas a presentar a mano los trabajos?
JORGE
Con tal de ganarse otro carnero, el profesor puede aceptar que los presentes a pie. ¡Ja!
LENTAMENTE, RICARDO GIRA HACIA JORGE.
RICARDO
¿Otro carnero?
JUANA
No le hagas caso. ¿Está de acuerdo el profesor?
RICARDO
No sé si en broma o en serio, me dijo que recortara las letritas de los periódicos y así solucionara el problema…
MIGUEL
¡Qué! ¿Recortar letras de los periódicos? ¡Está loco!
RICARDO
Así dijo…
JUANA
¿Estás seguro, compañero?
JORGE
No se puede negar que es exigente.
MIGUEL
Tienes que conseguirte una máquina, como sea.
JUANA
Quiere trabajos bien presentados, no hay caso.
RICARDO
Sí, sí… (PENSATIVO) Y a mí me gustan sus clases…
MIGUEL
Sí, a mi también.
JUANA
Sólo al compañero Jorge no le gustan.

RICARDO
… Lo alcancé en el corredor, le dije que quería hablarle. (TODOS LO MIRAN EN SILENCIO) “Profesor, yo no tengo máquina de escribir. Sus clases son muy interesantes, todos estábamos esperándolo. Pero déjeme presentarle los trabajos a mano”.
JUANA
¿Qué te contestó?
RICARDO
“Recorte las letras de los periódicos y péguelas a las hojas. Ya estoy muy viejo para leer jeroglíficos”.
BREVE PAUSA.
JORGE
Eso demuestra que no le interesa hacer labor partidaria.
MIGUEL Y JUANA LO MIRAN.
JUANA
(A RICARDO) Compañero, yo te prestaría mi máquina, pero… la uso todo el tiempo y…
MIGUEL
Lo mismo yo. Peor. Es de mi padre y nadie debe moverla de su escritorio.
BREVE PAUSA.
RICARDO
(LENTAMENTE, A JORGE) ¿Y tú?
JORGE
Tú sabes que hago trabajo político. El centro federado y las movilizaciones estudiantiles me tienen siempre ocupada la máquina. Si por allí cualquier rato la desocupo, te avisaré ¿no?
RICARDO AVANZA DÁNDOLES LA ESPALDA.
RICARDO
(LAXO) El centro federado… Las movilizaciones estudiantiles… El pueblo… El Perú… El socialismo… Pero no tengo una máquina.
JORGE
Un momento. Ni el centro federado ni el socialismo tiene la culpa de que a ti te haga falta una máquina. Justamente, para que todos tengan una máquina…
RICARDO
¡No digas disparates!
JUANA, MOLESTA POR LA TENSIÓN, SE ALISTA A SALIR.
JUANA
Bueno, Rudy debe estar esperándome. Tengo que irme.
RICARDO LE CIERRA EL PASO, VIOLENTAMENTE.
RICARDO
¡No! ¡No te vas todavía, Juana! ¿Juana, no?
JUANA
¿Juana? ¡Claro! ¿Qué te pasa, compañero?
RICARDO
¡No me llames compañero!
MIGUEL
Ricardo, qué te pasa…
RICARDO
(A JUANA) Perdona… Sólo quería preguntarte… ¿De verdad, quieres ser antropóloga?
JUANA
¿Qué? Eso queremos todos ¿no? Eso quiero yo también.
RICARDO
Sí, sí, pero de verdad ¿te interesan los peruanos?
JORGE
Ricardo, por favor, vamos a terminar la carrera y tú te pones de orientador profesional.
JUANA
¿Por qué me preguntas eso? Si no me interesara la antropología, no estaría aquí simplemente…
RICARDO
Entonces, ¿te acostarías con un campesino?
JUANA
¿Qué?
RICARDO
¿Le besarías el sexo como seguramente se lo besas a Rudy que te está esperando angustiado allá abajo?
JUANA
¡Ricardo!
JORGE
Ricardo, no seas grosero.
RICARDO
Grosero, ¿no?... Y tú, “compañero”, ¿tomarías sin asco la chicha que en la selva los campa preparan a base de mocos y escupitajos para brindar por la amistad?
MIGUEL
Ya está bien, compañero. Es cierto que algunas cosas deben cambiar, pero…
RICARDO
¡No pueden seguir aquí sentados! Todos los días, hablando y hablando, allí los profesores y aquí los alumnos…
TODOS SE MIRAN ACORDANDO CONDESCENDENCIA PARA RICARDO.
JORGE
Es natural, Ricardo, somos estudiantes.
RICARDO
Natural: allí los profesores, aquí los alumnos. A veces discutimos. Unos están de acuerdo, otros no. Levantan la mano y dicen no. Los demás sonríen y piensan sí. Y todos somos antropólogos. Objeto de estudio: el hombre… El que no es aquello que estudia, no va a ninguna parte, “¡compañero!”
JORGE
Nadie discute eso, compañero…
RICARDO
¡Compañero!... Apenas sabemos nuestros nombres, a pesar que tan cerca están nuestras carpetas, el aire, la luz. (A JORGE) ¿Por qué quieres engañarte? ¡Compañero! ¡Compañero, una asamblea! ¡Compañero, una marcha! ¡Compañero, la revolución!... Y todos metidos en nuestras cajitas, con lentes ahumados y con guantes, avanzamos, avanzamos hasta el teléfono para hablar del cambio y la unidad, de la práctica y el triunfo, mientras en la vereda  de enfrente la vida está ocurriendo con todos sus colores. Y por una maldita máquina, yo no voy a perderme el espectáculo.
MIGUEL
Debemos irnos, Ricardo.
JUANA
¿Por qué no lo planteas a la asamblea? Es muy importante lo que has dicho.
JORGE
Sí, tenemos que discutir eso.
MIGUEL
A mí también me parece importante.
RICARDO
(IRÓNICO) ¿Digno de una asamblea?... Me siento muy honrado. Gracias… ¡Dios mío, que lo plantee a la asamblea!... ¡Pido la palabra! ¿Cómo puedo hacer para entender estas paredes, estas ventanas, estas carpetas que están allí y no corren ahora que la asamblea me está salvando del vacío, me está diciendo que me quede aquí nomás, quieto para siempre, que ya va a venir una guerrilla y al año siguiente estaremos en el socialismo y todos los días serán feriados porque la asamblea lo decidirá así por mayoría y ¡la mayoría siempre tiene la razón porque nunca se equivoca!...
LOS DEMAS ESTÁN TOMANDO LA PUERTA PARA SALIR.
RICARDO
No se vayan… El que se va, soy yo.
RICARDO SALE RÁPIDAMENTE. INTRANQUILOS, JUANA, MIGUEL Y JORGE SE MIRAN.

Lima, 1978.
Publicado en el libro “La Obra Debe Continuar”. Teatro Breve de Alberto Mego. Noveno Tomo de la colección Teatro Peruano. Ediciones Homero, Teatro de Grillos. 1984.



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