Algunos artículos publicados en el periódico "1º de Mayo"
de la Coordinadora Popular 1º de Mayo, en el 2007.
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Actuación del Taller "Camilo Blas" de Piñonate en el Congreso de la República |
Los artistas y las luchas del pueblo*
Alberto Mego
“La burguesía quiere del artista un arte que corteje y adule su
gusto mediocre”, decía J.C. Mariátegui. Y ciertamente, hay artistas que se
allanan a esta convocatoria, y se convierten en adormecedores de conciencias,
encandilados por la promesa de un éxito ruidoso, seguido de una fama que
satisfaga su vanidad y sus sueños de grandeza. Solamente tienen que cantar a la
ilusión y el ensueño.
Otros se rebelan delante de ese papel negro
que los mercaderes quieren darle al arte, y hacen de sus guitarras, de sus
voces orales o escritas, del teatro y las artes plásticas, portentosos
instrumentos reflexivos y críticos, que ayudan al público a despertar, a
remecerlo. Porque asumen la posición y los intereses de los pobres, de las
mayorías humildes del campo y la ciudad. Y denuncian en sus obras al gran
titiritero, el imperialismo. Porque, oculto bajo las apariencias, dirige
nuestras vidas hacia el abismo.
El pueblo identifica a sus artistas porque
se reconoce en sus obras, como en un espejo. Y los sigue, los aplaude, los
invita a sus fiestas, a sus movilizaciones. Porque el pueblo sabe que no puede
haber un gran movimiento popular sin un gran arte que lo refleje y acompañe. El
arte es una de las formas más persuasivas de la educación popular. Y cuando así
lo asumen los artistas, pueden llegar a ser maestros.
Pero una enojosa contradicción aparece
cuando los artistas esperan que se retribuya su trabajo. ¡Cómo! ¿Es
el arte un trabajo? Sí pues, como cualquier otro, y a veces más exigente. Los
artistas deben ensayar, ensayar y ensayar. Practicar. Equiparse de los medios
mínimos necesarios, y alimentarse, y estudiar. Y pagar los pasajes. Porque no
por ser artista se viaja gratis. El artista tiene entonces la “tentación” de
dedicarse a otra cosa, o -a regañadientes-
se reparte entre un trabajo remunerado (generalmente nada ”artístico”) y su
“amor al arte”, como se dice. Y es que, como señaló Marx: “La producción
capitalista es enemiga de algunas ramas de la producción espiritual, cual es el
arte y la poesía”.
Y, sin embargo, de todo lo que produce una
sociedad, el arte es un saber muy elaborado, de cualidades muy sutiles y
profundas. Por eso, aquellos que dedican sus vidas al arte auténticamente
popular, deben merecernos el más profundo respeto. Y, con seguridad, marchando
al lado de las luchas del pueblo, entre sus más altas banderas, en la
construcción de lo nuevo, los artistas conquistarán los derechos y libertades
que esta sociedad les niega.
*A la memoria de Giovanni Castillo
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