NUESTRO HOMENAJE EN EL DÍA DEL PROLETARIADO INTERNACIONAL.
(Texto que aparece en el nº 17 de la revista Culturales 1º de mayo,
En la segunda mitad del siglo XlX prosperaba la revolución industrial y se consolidaba el capitalismo liberal
contra las masas obreras que eran explotadas sin límite alguno. La Comuna de
París fue el primer intento revolucionario desde el pueblo para crear una
sociedad a la medida y necesidad de los trabajadores. Duró apenas del 18 de
marzo al 28 de mayo de 1871 y tuvo como escenario la ciudad de París, en
Francia.
Tras el fracaso de la burguesía francesa en la guerra franco-prusiana,
la ciudad había quedado sitiada. La población obrera exigía una república
democrática y se oponía al reestablecimiento del mismo sistema oneroso, ahora
agravado por las indemnizaciones que imponían los que ganaron la guerra, y que
sin duda serían obtenidos del lomo de los trabajadores. El gobierno intentó
confiscar a los milicianos la artillería que había sido comprada por
suscripción popular para la defensa de la ciudad, pero la Guardia Nacional
-constituida por más de 200,000 parisinos- y el pueblo la arrebata y se alza en
armas. Thiers, jefe del gobierno y la nueva “Asamblea Nacional”, como medida
inmediata ordena la evacuación de las fuerzas leales, con las que se traslada a
Versalles. Los siguen miles de parisinos de los barrios residenciales.
Siendo
la única fuerza efectiva en París, la Guardia Nacional en seguida convoca
elecciones para la Comuna de París, donde son elegidos 92 miembros para el
Consejo Comunal, compuesto de obreros, artesanos, pequeños comerciantes,
profesionales, en su mayoría republicanos, socialistas y anarquistas. A pesar
de sus diferencias, este consejo dio medidas de urgencia que fueron saludadas
por el pueblo parisino: devolución de las herramientas de los obreros
embargadas por las casas de empeño, pensiones para viudas e hijos de los
miembros de la Guardia Nacional muertos en servicio, abolición de las deudas, y
se estableció el derecho de los trabajadores a conducir las empresas
abandonadas por sus dueños. El Consejo autorizó a todos los miembros de la
Guardia Nacional a portar armas y los convirtió en el sostén militar de la
Comuna, y al que se agregaron batallones de mujeres obreras; confiscó las
propiedades de la Iglesia y excluyó la religión en las escuelas, permitió las
actividades religiosas siempre que en las iglesias pudiera haber también
reuniones políticas. Legisló una educación y práctica técnica asequible a todos
por igual. Propuso el cambio de la bandera tricolor por una bandera roja.
En
el breve tiempo que duró, la Comuna de París plasmó la necesidad de nuevas
relaciones sociales, respondiendo a las que proponía la sociedad capitalista
(basadas en dinero versus trabajo). La
población vio que estas medidas elevaban constantemente el optimismo y el
espíritu revolucionario, especialmente cuando aparecían los rostros humildes de
la población asumiendo con solvencia las responsabilidades de los altos
funcionarios y especialistas del Estado que habían abandonado sus cargos. Pero
este espontaneo levantamiento popular, por el insuficiente desarrollo de su conciencia
y organización política, no podía durar.
Es así cómo Thiers negoció con el
gobierno de Prusia una alianza para derrotar al gobierno proletario de la
Comuna, a cambio de concesiones para Prusia. El canciller prusiano Otto Von
Bismarck liberó a presos de guerra para que pudiesen ayudar en el cerco a la
ciudad de Paris. El 21 de mayo del año 1871, más de 100 mil soldados invadieron
la ciudad de Paris. La resistencia más acérrima estuvo en los distritos de
clase trabajadora, principalmente los del este como Belleville y Ménilmontant,
donde la lucha continuó durante ocho días de combates callejeros (la llamada
“semana sangrienta”). El 27 de mayo sólo quedaban unos pocos focos de
resistencia en los distritos más pobres cuyos habitantes defendieron con sus vidas
y hasta el final el sueño de una nueva sociedad. El enfrentamiento dejó más de cincuenta mil
muertos del lado parisiense. Y la violenta represión continuó aún por muchos
años cuando se persiguió, se fusiló o encarceló a quienes apoyaron el nuevo
gobierno. Un obrero que participó en este histórico suceso escribió un poema
que dio lugar a la “Internacional Socialista”.
En
el balance, la derrota del primer gobierno proletario del mundo permitió
obtener valiosas lecciones a los que persistieron en creer en la superioridad
de un gobierno socialista, frente a otro
basado en el egoísmo y el dinero. Marx y Engels, que apoyaron el movimiento a
pesar que previeron su desenlace, a partir de esta experiencia establecieron
que la Comuna de Paris fue expresión de la lucha de clases en un país en pleno
desarrollo capitalista. Poco después, en 1917, bajo la dirección de Lenin y los
bolcheviques, un nuevo gobierno proletario insurgiría en Rusia. Más tarde, en
1949, con Mao a la cabeza del Partido Comunista, ocurre lo mismo en China. La
Comuna de Paris fue su más importante antecedente. (Alberto Mego.)
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